El cambio de gobierno en la ciudad de Valencia ha traído en año y medio cambios sustanciales en el urbanismo del «cap i casal». El Govern de la Nau formado por un tripartito de Compromís, PSPV y València en Comú quiere apostar por el nuevo urbanismo, en el sentido de ciudades más habitables, con menos tráfico, más zonas verdes y un espacio público de calidad.
Este periódico ha hecho un tour de obras para conocer in situ qué actuaciones se están llevando a cabo dentro de este nuevo urbanismo de reciclado de la ciudad que preconiza el tripartito. El concejal de Desarrollo Urbano, el socialista Vicent Sarrià, asegura que se ha hecho un esfuerzo sin precedentes en los últimos años «con alrededor de 15 millones de euros invertidos que, a diferencia de lo que se hacía en otros momentos y con otros gobiernos, no ha ido a grandes obras faraónicas sino a mejorar la calidad urbana de los barrios de Valencia, unas inversiones repartidas en barrios, algunos de los cuales no han tenido inversiones en años, especialmente en la periferia. Hemos actuado también en l´Eixample pero hemos querido dar prioridad a los barrios periféricos».
Una de las apuestas urbanísticas del tripartito es la creación de las denominadas «supermanzanas», como la que se ha creado en el eje de las calles del Padre Jofré con San Vicente, una zona gris y degradada que se ha peatonalizado propiciando la aparición de una nueva plaza „ajustada, por supuesto, a los requerimientos de la falla de esta zona„, así como amplios chaflanes e itinerarios peatonales. «Comprobamos que el aparcamiento de estas calles, no especialmente anchas, no era utilizado por los residentes sino por el denominado tráfico oportunista o por personas que trabajan en el entorno y lo usan como aparcamiento en superficie», explica.
La eliminación de las plazas de aparcamiento, asegura Sarrià, no ha supuesto problemas para los vecinos que, junto con los comerciantes y hosteleros, valoran la intervención. El problema en estos nuevos espacios ganados al coche, añade el edil, es evitar que sea colonizado totalmente por las terrazas de la hostelería.
Las «supermanzanas» llegarán el año próximo al barrio del Cabanyal donde se peatonalizarán y ampliarán aceras en varias calles y travesías del barrio.
El resultado de estas intervenciones de microurbanismo se ve al cabo de unos meses, cuando los locales comerciales y de hostelería, así como la rehabilitación de edificios se multiplica. Así ha ocurrido en Russafa, donde el problema actualmente es el descontrol con las terrazas de los locales de ocio y la incipiente gentrificación del entorno.
Con este concepto se ha actuado en barrios como San Isidro, con ampliación de aceras, que llevaban quince años reivindicándose. También en centros educativos como los del Cabanyal y Torrefiel. «Tenemos en marcha más de 20 actuaciones señaladas, además de reasfaltados de calles que eran auténticos campos de minas», explicó Sarrià. En total se ha intervenido en más de mil puntos de la ciudad rebajando aceras en los pasos de peatones. «Vamos a seguir actuando y no solo en los barrios más visibles del centro histórico», destacó el concejal.
Entre las obras de barrio que se han llevado a cabo destaca la de la calle José de Orga, en Algirós, donde se encuentran un conjunto de chalés singulares de principios del siglo XX, donde funcionan varias escuelas infantiles. El ayuntamiento expropió el chalé que debía derribarse para propiciar la prolongación de la calle Clara Campoamor. Finalmente, el chalé se ha conservado y se destinará a usos ciudadanos. Para la prolongación de la citada calle se ha optado por un nuevo eje solo de uso peatonal aprovechando el patio del citado chalé, ahora convertido en calle y donde se han conservado las palmeras y el ficus existente.
Aprovechar solares
Otras intervenciones que han supuesto una mejora sustancial del espacio público están en la calle Salvador Perles, en San Marcelino, donde uno de los solares que proliferan por este barrio, con un importante déficit de plazas para coches, se ha reconvertido en aparcamiento, instalando arbolado y alcorques de nueva generación „el triple de grandes que los actuales para que las raíces respiren„ y una zona de juego que dará servicio al colegio anexo.
Las inversiones de este año en mejoras urbanísticas se han visto reducidas para poner el foco en el barrio del Cabanyal, que el año próximo recibirá cerca de 11 millones de euros para este cometido.
Una de las intervenciones que sin duda supondrá un cambio radical del espacio urbano es la eliminación del tapón urbanístico de Genaro Lahuerta y la Vuelta del Ruiseñor, una intervención heredada del anterior gobierno municipal y financiada con cargo al plan Confianza que el tripartito quiere completar con el derribo del muro del museo San Pío V. En esta línea se está negociando con el Ministerio de Cultura para eliminar este cerramiento y propiciar la integración urbana del museo con la creación de una nueva plaza en los solares que hoy son un aparcamiento privado del museo.
Desmontaje de las pasarelas
La intervención en Genaro Lahuerta, presupuestada en 1,5 millones de euros, es la de mayor cuantía económica. Está en ejecución y ha supuesto el derribo de varias naves y edificaciones que ha permitido la conexión de la calle Vuelta del Ruiseñor, que será peatonalizada, con Genaro Lahuerta. Dentro de esta actuación se ha derribado el muro del viejo zoo de Viveros que se integrará en el jardín. El cerramiento se sustituirá por una verja más liviana similar a la histórica.
Durante el año próximo se llevará a cabo la segunda fase de reurbanización de la calle San Vicente, con un presupuesto de 630.000 euros „será la de mayor importe„, se actuará en las calles General Barroso y República de Rumanía; en la apertura de la calle Soria, en San Marcelino; y se llevará a cabo el desmontaje de las pasarelas de la avenida del Cid, una actuación que se lleva a cabo en coordinación con la delegación de Movilidad Sostenible dentro de la mejora y pacificación del tráfico en esta entrada a la ciudad.
La Concejalía de Desarrollo Urbano llevará a cabo, además, varias mejoras en entornos de centros educativos, como el colegio público Santa Teresa, en el barrio del Carmen, un proceso en el cual se dará participación a los alumnos, y se peatonalizará la calle Galicia, entre el hotel Westin y el colegio público Primer Marqués del Turia.
