El dictamen del Institut Valencià de les Dones i per la Igualtat de Génere es un torpedo en la línea de flotación de las fallas, pero sin entender de colores. Porque pone en entredicho algunas de las costumbres habituales en la fiesta que nadie, hasta ahora, había cuestionado. Quizá por eso, dos partidos tan enfrentados en materia festiva como son el que está ahora en el poder (Compromís) como el que lo estaba hasta hace poco (PP) coinciden básicamente en una idea, que una parte del articulado está realizada «desde el desconocimiento». Entendido éste por cuestionar dos aspectos: la existencia de acompañantes para falleras mayores de Valencia y cortes de honor y la consideración de «discriminatoria» el término «senyoretes».

Fuset: «Ya no existe»

El concejal de cultura festiva, Pere Fuset, analizó las dos partes del informe. Las críticas a las normas de vestimenta y pautas de comportamiento las solventó recordando que «ya no existen. Lo hemos dicho por activa y por pasiva: hemos aceptado el error de sacar a la luz unas normas con términos que no eran convenientes. Ya hemos explicado todo sobre ese tema y de donde procedían buena parte de ellas. Pero ya está claro: no hay normas y hay sentido común. Estamos funcionando exactamente igual antes y después de las normas porque estamos aplicando lo de siempre: ese sentido común». Pero el desacuerdo era sobre todo en la existencia de acompañantes, algo que él mismo es en numerosas ocasiones. «Va a seguir habiendo falleros voluntarios „en alusión a la expresión del informe„ que van a seguir ayudando a las falleras a desplazarse a los más de mil actos que tienen a lo largo de su reinado. No voy a decirle a una fallera mayor "oye, cógete un taxi y vete a un acto. Allí nos vemos". Eso es algo que se tiene que entender».

El concejal popular Félix Crespo fue más duro porque consideró que «a pesar del desafortunado episodio vivido por firmar de forma obligatoria las normas de protocolo», el escrito de recomendaciones del Institut «es la constatación de que se dan por hecho situaciones que en la realidad no se producen en la estructura de la fiesta. Por ejemplo, este organismo desconoce la absoluta dignidad, respeto y trato que, en igualdad de condiciones, han tenido la mujer y el hombre sin que haya existido supeditación o minusvaloración de una sobre otra o viceversa. Ocupan cargos directivos en comisiones de falla y en la JCF sin distinción alguna. Y el papel de representación en forma de fallera mayor y corte de honor es un sistema libremente adoptado por todo el colectivo, al que aspiran libremente niñas y mujeres de todas las comisiones. Y nunca se ha planteado renunciar o eliminar esta distinción».