El Defensor del Pueblo ha iniciado una actuación de oficio ante 14 municipios españoles, incluido Valencia, para conocer las medidas que contemplan para atajar la contaminación atmosférica urbana.

La institución que dirige Soledad Becerril ha pedido información a los ayuntamientos sobre los planes de acción a corto plazo para luchar contra este tipo de contaminación, cuyo efecto sobre la salud humana es innegable.

Dentro de esta actuación, el Defensor del Pueblo también ha preguntado por la evaluación de la puesta en marcha de los planes de acción y por la información que se ha proporcionado a la población.

Valencia y su entorno metropolitano disponen desde 2013 de un Plan de Mejora de la Calidad del Aire, con ambiciosas medidas de carácter multisectorial que no ha tenido el desarrollo esperado.

El plan plantea actuaciones para reducir el uso del coche, creando zonas urbanas de atmósfera protegida en las que se limitaría el uso de vehículos privados en casos de contaminación elevada, la implantación de peajes urbanos o la limitación de velocidad puesta en práctica en otros países.

El Plan de movilidad Sostenible puesto en marcha por la concejalía de Giuseppe Grezzi supone a la larga una reducción del tráfico rodado y por tanto es también un plan anticontaminación.

Sin protocolo de actuación

El ayuntamiento de Valencia está redactando un protocolo de emergencia frente a la polución atmosférica por si la ciudad tuviera que hacer frente a episodios como los que viven actualmente ciudades como Paris o Madrid y ello a pesar de que en términos normativos, la superación de los valores límite de sustancias como el dióxido de nitrógeno (NO2), responsable de la emergencia actual en estas ciudades europeas, se produce solo de manera esporádica en la estación de la Pista de Silla.

Formalmente, la calidad del aire que respira la mayoría de los valencianos se situaría entre «excelente» y «buena» si el único parámetro que se considera es el que ofrecen las estaciones de control de la contaminación. Sin embargo, el «mérito» de estos datos es atribuible mayoritariamente a la brisa mediterránea, que limpia la atmósfera. Además queda por resolver el problema de las micropartículas PM10 y PM2,5, el de adaptarse a niveles más restrictivos como los que recomienda la Organización Mundial de la Salud y conocer mejor la concentración de contaminantes que se da en el centro histórico de la ciudad.