El Ayuntamiento de Madrid prohibió ayer la circulación de los turismos con matrículas pares para rebajar los niveles de contaminación. Ante esta tesitura, muchos residentes de Valencia se preguntaron si en su ciudad podría ejecutarse una medida similar. Y es que la capital del Turia no escapa a los problemas de la polución. Así lo atestiguan los anuarios estadísticos que el consistorio ha publicado durante los últimos cinco ejercicios. Sus registros permiten radiografiar la situación de los principales contaminantes en el aire de la urbe durante el mes de diciembre gracias a las mediciones realizadas en las estaciones emplazadas en Viveros, Bulevar Sur, Universitat Politècnica, Avenida de Francia, el Molí de Sol y la Pista de Silla. Los datos recopilados muestran un aumento notable de algunos compuestos durante 2015.
De color amarillento o marrón, este elemento ha sido el principal culpable del escenario que se vive en la capital de España. En Valencia, los datos indican que el mayor coeficiente mensual se registró en diciembre de 2013, con una concentración de 70 microgramos por metro cúbico en la pista de Silla. A nivel general, se aprecian mayores cantidades durante el año 2015.
Ya sea por causas naturales o por la acción del hombre, la evolución de la presencia de pequeñas partículas sólidas o líquidas menores de 10 microgramos también es una variable a estudiar. En este caso el mayor coeficiente se da en diciembre de 2015, con una media mensual de 49 mg por m3. La tendencia general también es al alza.
El caso de este contaminante es muy similar al anterior „solamente difieren en el tamaño„ con mayores cantidades durante el año pasado. De hecho, fue la estación de Viveros „con 34 microgramos por metro cúbico en el mes de diciembre de 2015„ la que obtuvo una mayor media.
La evolución de este elemento contaminante en el aire de la ciudad de Valencia es opuesta a la del resto de componentes, ya que los datos atestiguan una progreso negativo: los datos más bajos de las seis estaciones se dieron durante el último mes de 2015. La punta de polución, sin embargo, tuvo lugar hace tres años (diciembre 2013) en las instalaciones de la UPV.
Evaluar la presencia de este elemento contaminante es una tarea difícil ya que sus niveles de concentración se mueven en medias de 0,2 y 0,4 miligramos por metro cúbico durante los períodos estudiados. Su alta toxicidad lo sitúa como un compuesto a controlar, dada su peligrosidad para el ser humano.
La existencia de este gas incoloro de olor asfixiante se mueve en ratios mensuales que varían entre mínimos de un microgramo por metro cúbico y máximos de cinco por mes. De nuevo, los picos casi siempre se cosechan en el mes de diciembre de 2015.
