El alcalde de Valencia, Joan Ribó, reiteró ayer que la ciudad no tiene problemas de contaminación, aunque añadió que «no le temblará el pulso» en poner restricciones a la circulación si la situación así lo requiere.

«Si la contaminación supera los umbrales permitidos pondremos restricciones a la circulación sin que nos tiemble el pulso en ningún momento», aseguró. El alcalde anticipó que estas medidas generarían «problemas», pero situó «el derecho» a respirar aire de calidad «por encima de los problemas de circulación».

Sin embargo, y pese a las palabras del alcalde, el ayuntamiento de Valencia no dispone por el momento de un protocolo de medidas a adoptar durante episodios de alta contaminación ni por dióxido de nitrógeno, ni por Partículas en Suspensión (PM10), tal como la recomienda la normativa vigente para las aglomeraciones de más de 100.000 habitantes.

El citado protocolo, además de fijar los umbrales de contaminación que lo activan, establece las medidas de urgencia más eficaces para lograr una reducción rápida de la contaminación si la situación meteorológica que la provoca amenaza con mantenerse unos días.

Es decir, se trata de un instrumento «bisturí» para intervenciones de urgencia, que debe ir acompañado de decenas de medidas y planes multisectoriales cuyo impacto sobre la calidad del aire es a medio y largo plazo y que están recogidos en los Planes para la mejora de la Calidad del Aire de la Aglomeración ES1016: L'Horta», que incluye a Valencia y su entorno metropolitano.

En el citado informe se preveía disponer ya en 2015 de un Estudio de Medidas Específicas durante episodios de Contaminación «en el que se definan niveles umbrales» para su declaración y se articule un «protocolo de actuaciones en aspectos como información al público, restricciones a la circulación de determinados vehículos, medidas de refuerzo del transporte público, regulación de la velocidad y de los flujos de tráfico, etc.

Este estudio se encuentra actualmente «en redacción», según fuentes municipales. Según Ribó, el ayuntamiento estaría trabajando «sin las urgencias» de otras ciudades «en borradores» que incluirían entre otras medidas, la «restricción rápida a la circulación en determinados entornos», empezando por los vehículos más contaminantes.

«No hay problemas»

Ribó se remitió a los datos disponibles en el ayuntamiento y a los que maneja la Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente para reiterar que el régimen de brisas impide que incluso en situaciones de estabilidad atmosférica -anticiclón- las concentraciones de determinados contaminantes con mayor efecto sobre la salud alcancen niveles que obliguen a intervenir.

«El momento mas crítico suele corresponder con enero que hay un anticiclón fuerte, pero nunca hemos llegado a niveles alarmantes que nos obliguen las normas a poner medidas», declaró.