La Concejalía de Comercio ha denegado permiso al titular de un puesto especializado en croquetas del Mercado Central para instalar una freidora y poder servir su producto ya cocinado. El responsable del puesto explicó a este diario que los clientes demandaban este servicio y por eso y porque otros puestos del mercado ofrecen género cocinado solicitó permiso. La negativa no supone un quebranto para su actividad, si bien confía en un cambio de criterio de los responsables del mercado hacia la tendencia de muchos mercados a combinar la venta con la gastronomía y la restauración para volver a intentarlo.

Cada vez más vendedores de este emblemático y popular mercado de producto fresco de la ciudad apuestan por poner una nota gastronómica a sus establecimientos, aunque muchos se topan con una normativa restrictiva. Este ha sido el caso de Moncroqueta que no podrá ofrecer sus productos cocinados al «exceder la actividad normal de un mercado, siendo esta una actividad propia de hostelería», según argumentan los técnicos del servicio de Comercio y Abastecimiento.

El solicitante del permiso alegó que la freidora que utiliza es ecológica y no produce humos ni olores por lo que no necesita la instalación de sistemas de evacuación. «Es como un microondas», afirma. Ni por esas, el ayuntamiento ha accedido a dar el permiso.

«La venta de croquetas recién hechas entra de lleno en la definición de bar y no obsta a ello lo afirmado por la interesada al asegurar que las croquetas no serán consumidas en los puestos, toda vez que la venta de croquetas recién hechas implica su rápido consumo», abundan los técnicos de la Concejalía de Comercio.

La denegación del permiso coincide con la polémica orden de desalojo que el ayuntamiento ha dado a una freiduría ubicado en los puestos del exterior del mercado.

El precedente del zumo

La ordenanza de Mercados de 2004 permite la venta de comidas preparadas en el Mercado Central, si bien exige para ello que se cumplan unas condiciones sanitarias específicas, entre ellas la de disponer de un obrador o cocina. El ayuntamiento hizo una excepción en marzo pasado cuando autorizó a la venta de zumo fresco, elaborado in situ, si bien solo a los puesto dedicados a la venta de fruta. También permitió hace unos años al cocinero Ricard Camarena abrir un bar en el Central.

El solicitante también alegó que la inspectora veterinaria había dado el visto bueno para la venta de croquetas fritas, a lo que los técnicos municipales responden que el informe de la veterinaria es «preceptivo pero no vinculante» ante el cual la concejalía se reserva la potestad de poder desautorizarlo por entender que se trata de «una actividad de hostelería».

Limitar la hostelería

La Concejalía de Comercio subraya que las actividades de restauración son «complementarias» en los mercados,un servicio público destinado a la venta de productos alimenticios de primera necesidad. Por este motivo, apostillan, el criterio del ayuntamiento viene siendo el de «limitar las actividades de hostelería, como bares, cafeterías, horchaterías, etc».

El ayuntamiento sigue así ajeno a la moda de los mercados «gourmet» que funcionan en otras ciudades como Madrid o Barcelona. «No es intención del ayuntamiento „remachan„ fomentar la instalación de más actividades de hostelería en el mercado Central por que no responden a la necesidad de prestar un servicio público».