Después de un año hablando de aritmética y geometría parlamentarias, toca hablar de la geometría del mundo real; aunque sea sólo para poner de manifiesto ciertos bulos y afirmaciones falsas que se transmiten desde hace mucho tiempo de la prensa a los discursos, de los discursos a la prensa, sin que nadie se haya parado a comprobar su veracidad.

Y comenzaré por un tema ya superado. Aunque ahora ya nadie lo pone en duda, costó convencernos de que la cima más alta de la Comunidad Valenciana es el Cerro Calderón o Alto de Barracas, con 1.838 m, en la vertiente valenciana de la sierra de Javalambre, y no el pico Penyagolosa, 23 m más bajo. El tema fue tan polémico que llegó a ser motivo de preguntas en oposiciones autonómicas. A los que aducen que la cima del Calderón es compartida y eso le resta algo de «valencianía» les remito al caso del Mont Blanc, compartido por Francia e Italia.

Es digno de reseñar también el caso relativo a la altura de uno de los monumentos emblemáticos de Valencia: el Micalet. La mayoría de publicaciones afirman que su altura es de 51 m. Las asociaciones técnicas internacionales especializadas admiten como criterio válido para medir las edificaciones en altura, entre otros posibles, la altura hasta el elemento arquitectónico más alto. No hay razón, pues, para no contar la altura de la espadaña, construida a comienzos del XVIII, con lo que se llega a una altura total que roza los 70 m.

En relación a la noción de superficie circula desde hace tiempo la idea de que el casco histórico de Valencia es el más extenso de Europa. El mito se desmonta fácilmente si comparamos el recinto amurallado de varias ciudades europeas y españolas que fueron grandes urbes en la edad media, aun admitiendo que intramuros existieran zonas sin urbanizar (como también ocurría en Valencia). El amor que tenemos por nuestra ciudad nos hace creer a pie juntillas en una afirmación que alguien expuso un buen día sin haberla comprobado previamente.

También es curiosa la tendencia de los valencianos a desplazar el centro de gravedad de las cosas hacia el sur. Hemos aceptado la denominación de "Parque Central" sin discusión. Pues bien, les invito a que echen un vistazo a un plano de Valencia (por ejemplo los que aparecen en las paradas de Valenbisi) y adquieran una visión de conjunto de la ciudad en la que se pueda apreciar la ubicación del futuro parque: está claramente al sur. Puestos a bautizar con tan neoyorquino nombre una zona verde de Valencia, la que sería en todo caso merecedora de tal distinción sería el Jardín del Turia.

Lo mismo ocurre con la denominación que hace unos años surgió para referirse a las comarcas que se ubican al sur de la provincia de Valencia y al norte de la de Alicante: «Comarcas centrales». De nuevo no hay más que coger un mapa de la Comunidad Valenciana para comprobar el error. He tenido ocasión de asesorar a algún ayuntamiento en este tema y puedo afirmar que el auténtico centro geográfico de la Comunidad se ubica en la comarca de L'Horta (de nuevo una manifestación más del centralismo valenciano del «cap i casal», dirán algunos). Para quien tenga curiosidad, les diré que se halla en el municipio de Torrent, al noroeste de la urbanización Tros Alt, y no entre Turís y Montroi, ni en la sierra Perenxisa, como salió publicado en este diario hace unos meses.

La capital de L'Horta Sud tiene una ocasión de oro para reivindicar su centralidad. Además, se podría promover la materialización de tal singularidad, por ejemplo mediante la construcción de un hito visitable, como existe en otras comunidades, en el que -a la vez que crece un poco nuestro sentimiento de identidad„ pudiéramos experimentar la sensación de encontrarnos en un punto donde existe igual superficie de territorio valenciano a derecha e izquierda, miremos a donde miremos. Curiosidades de la geometría.