Los viajeros ya no recuerdan que la de Joaquín Sorolla es una construcción temporal y que sigue esperando que las vías del tren se hundan en la futura estación Central. El paso de los años y la continua procrastinación respecto al plan definitivo han borrado el adjetivo «provisional» de la estación, pero cuando se presentó el proyecto, en 2008, la hoja de ruta marcaba que el AVE llegaría hasta la calle San Vicente hasta 2014, momento en que estaría lista la flamante nueva terminal.

«Para ser una estación provisional es mejor que otras que se han construido en España», valora Mariano Bolant, presidente del Colegio de Arquitectos de Valencia, quien a continuación matiza: «Aunque es verdad que no está acondicionada del todo». Bolant apunta que los materiales con los que se levantó esta terminal «son de una calidad superior» pero siempre y cuando se conciba como una infraestructura transitoria. Para perpetuarse en el tiempo, opina el arquitecto, «se queda corta: falta acomodar espacios, una zona de espera más amable y mejor climatizada...». El arquitecto recuerda que en la mayoría de estaciones ferroviarias en España hay espacios «que quedan desangelados», aunque «se podrían estudiar soluciones» para que las zonas a la intemperie no coincidieran, como ocurre en las grandes estaciones como Atocha, con los puntos donde se realizan los controles de radioscopia: «Quizás acristalando la zona o algunas otras barreras para el aire», aporta el presidente de los arquitectos valencianos. Aunque de pronto advierte: «Lo que necesita Valencia es una estación definitiva y es a lo que tenemos que aspirar, y debemos mantener que esta es solo una solución provisional».

Elementos desmontables

Iba a ser efímera y «digna», como la calificaba el entonces concejal de Grandes Proyectos, Alfonso Grau. El plan para la estación de Joaquín Sorolla se presentó en 2008 y entonces se aseguraba que su funcionamiento estaría acotado entre 2010, cuando llegó el primer AVE a Valencia, y 2014, momento en que dejaría paso a la subterránea estación Central.

La terminal que planificó el Ministerio de Fomento era modular, con elementos desmontables y un diseño neutro, de bajo impacto visual. Entonces se apuntaba que en el futuro los elementos de la propia estación podrían ser «reutilizados por Adif o por otros para usos alternativos como un centro comercial, centro cultural o sala de exposiciones».

Desde que se inauguró, por otro lado, algunas circunstancias han cambiado en torno al tráfico de viajeros, como las medidas de seguridad en el acceso. Eso ocurrió hace unos dos años, momento en el que se decidió que en las terminales ferroviarias los abrigos también debían pasar por el escáner, algo que ha acabado provocando la incomodidad añadida de la que se quejan los usuarios cuando el frío es intenso. La estación provisional de Joaquín Sorolla recibe un tráfico diario de unos 10.000 pasajeros.