Más toques simples, y menos volteos. Ese fue el acuerdo que ayer sellaron el párroco de la iglesia de San Nicolás y el Ayuntamiento de Valencia para poner fin a la prohibición de tocar las campanas. Entre semana se dejarán de voltear las campanas a todas horas, percutiéndolas a cambio de modo lateral. Algo que provoca un sonido menor, amortiguado. Así lo explicaba ayer Antonio Corbí, párroco de San Nicolás, visiblemente satisfecho por haber llegao a esta «entente cordiale» con la concejala de Medio Ambiente y Contaminación Acústica, Pilar Soriano. Eso sí, Corbí dejaba bien claro que fiestas como el miércoles de cenizas o la llamada a la misa mayor seguirán haciéndose con el toque tradicional. «A eso no podemos renunciar»», apuntaba Corbí, quien calificaba el diálogo con Soriano de «muy positivo». «Si nos hubiéramos sentado antes nos hubiéramos evitado este lío tan gordo», ironizaba el eclesiástico, quien ayer adelantaba que la denuncia que había en marcha se paraliza.

El mayor punto de fricción entre denunciante e iglesia residía en el volteo de las nueve y media de la mañana. Ahora, la llamada a la misa de las diez se realizará con tres avisos „?9,30 horas, 9,45 y 10„, sin voltear, mientras que los domingos a las 10,30 también se ha optado por un toque simple. «Para que la gente pueda descansar», reconocía Corbí. La misa mayor de las doce mantendrá el toque festivo, como el resto de citas especiales señaladas en el calendario litúrgico. Aunque la vía judicial se aparca, Corbí presentará en el ayuntamiento todas las firmas recogidas durante esta última semana. «Creo que debemos hacerlo como agradecimiento a las personas que se han molestado y además para demostrar a los responsables municipales que hay un amplio respaldo popular detrás de la iniciativa», recordaba Corbí.

El acuerdo entre ambas partes se alcanzaba ayer, un día después de que la iglesia presentara sus alegaciones a la prohibición de tocar las campanas por exceso de volumen y tras una denuncia vecinal. El trabajo de mediación llevado a cabo por la Concejalía de Medio Ambiente se concretaba a lo largo de los últimos días, tanto con la parte denunciada como con la denunciante. «Cuando surgen problemas entre vecinos de la ciudad, como ha sido este caso, debemos actuar siempre con cautela y prudencia, y sobre todo apelando al diálogo para intentar solucionarlos», manifestaaba ayer Pilar Soriano (Compromís).

En palabras de la edil, «desde el equipo de gobierno queremos que suenen las campanas y que haya una buena convivencia entre los vecinos». La concejala confirmaba que desde su departamento están trabajando «desde hace prácticamente ocho meses en la ordenanza que regula la contaminación acústica, ya que el actual texto fue redactado por el Partido Popular en 2008 y ha generado muchísimos problemas entre los vecinos, dada su absoluta ineficacia».

«Estamos acostumbrados a tener que deshacer los entuertos que nos dejó el PP en numerosos ámbitos, y este es uno más», señalaba, para añadir que el nuevo redactado de la ordenanza municipal relativa a la contaminación acústica se dará a conocer cuando esté «completamente revisada» por los técnicos del Ayuntamiento, que daba el primer paso el martes adaptando el volumen de su propio carrillón, al que hace sonar únicamente en horario diurno, y restringiendo el uso del amplificador.

Horas antes de que se hiciera público el acuerdo entre la iglesia y el ayuntamiento, el concejal del Grupo Popular, Alfonso Novo, explicaba que la Ordenanza Municipal de Protección contra la Contaminación Acústica «fue elaborada por una comisión técnica conformada por funcionarios de todos los servicios municipales que tenían competencia en materia de regulación y control del ruido», y aclaraba que la normativa «establece unas excepciones en su artículo 15 para permitir los toques tradicionales y aceptados por consenso».