Un error administrativo del Ayuntamiento de Valencia obligará al carril bici de la calle Blas de Lezo „que conecta con Tarongers„ a realizar un quiebro en su trazado para evitar una terraza de un bar. En la redacción del proyecto de este tramo no se tuvo en cuenta que un local que ya contaba con mesas y sillas sobre la acera, tramitó la licencia para instalar un cerramiento exterior. Los dos procesos admintrativos, tanto el que llevó a cabo el servicio de Mobilitat Sostenible como el de Espai Públic, discurrieron en paralelo sin que nadie advirtiera el conflicto, que se detectó tan sólo una vez iniciadas las obras.

Según confirmó ayer a este periódico, el servicio de Mobilitat Sostenible ha llegado a un acuerdo con el propietario del bar para desplazar un poco la terraza hacia el interior de la acera „hasta el máximo legal permitido„, al tiempo que, en este mismo punto, también se «moverá» el carril bici entorno a un metro y medio, aunque este quiebro no afectará a ningún carril de la circulación. En ese mismo lugar, donde los coches aparcan en cordón, se reservarán varios metros para el estacionamiento en cordón de motocicletas, ya que al ocupar menos espacio se evita la afección al tráfico.

El carril bici de Blas de Lezo y su continuación por Lluís Peixó, en Beteró, pretende enlazar la vía ciclista que discurre por Blasco Ibáñez hasta Tarongers, dando servicio así a un gran número de usuarios de los campus universitarios. Fue ideado por el gobierno del PP, pero posteriormente los actuales responsables de Mobilitat Sostenible lo adaptaron a su concepción.

Sin embargo, durante la licitación del proyecto ningún funcionario comprobó si algún bar o restaurante había solicitado licencia para poner una terraza que pudiera interponerse en el trazado del carril bici. Tampoco desde el servicio de Espacio Público se informó de esta circunstancia.

Así, el propietario de un local en el número 31 de esta calle del barrio de Beteró pidió instalar un cerramiento metálico para colocar seis mesas en total. Como los procesos administrativos suelen ser lentos, finalmente se le concedió la licencia, y meses después se adjudicó el contrato de construcción del carril bici. Al iniciarse los trabajo, los operarios comprobaron que la terraza se interponía en su camino.

Un vistazo a la herramienta de Google Maps demuestra que en abril de 2015 no existía ningún cerramiento frente al bar situado en la calle Blas de Lezo, 31. Sin embago, un foto posterior de junio de 2016 ya muestra la terraza cubierta montada. Las obras del carril bici comenzaron en noviembre de 2016.

Comprobado el error administrativo, desde la concejalía de Mobilitat Sostenible comenzó una negociación con el propietario del bar afectado. Tras varias semanas y para evitar que el conflicto perjudicara al negocio y retrasara la contrucción de este tramo ciclista, se optó por una solución, en cierto modo, salomónica. El dueño del local accedía a desplazar un poco su instalación respetando la distancia entre la terraza y la fachada, de 1,50 metros como mínimo,mientras que el carril bici se desplazaba también «invadiendo» parte del espacio destinado al estacionamiento en cordón de vehículos. Aproximadamente un metro y medio, por lo que en el espacio libre se pintarán plazas de aparcamiento para motos en cordón.

Este nuevo carril bici será, cuando esté terminado, de más de 2,2 metros de ancho y en las obras para ejecutarlo se está aprovechando también para reurbanizar las aceras de Lluís Peixó y Marí Blas de Lezo a su paso por Beteró. Este tramo no supone ningún cambio en el aparcamiento de automóviles „excepto en el pequeño tramo afectado por la terrazas del bar„, y se mantendrá en cordón.

El carril bici se construye sobre una superficie afectada por la losa del metro y en la que anteriormente había una pequeña zona verde, en la que se plantaban setos y árboles de poco porte por la dificultad de que echaran raíces. Ahora se colocarán grandes maceteros que faciliten el desarrollo de arbolado pequeño, y todos los bancos y puntos de luz serán reinstalados.

Se está aprovechando la obra „cuyo ritmo es muy lento„ para crear una nueva línea de imbornales, de manera que ahora habrá dos canales de desagüe en una zona propensa a la inundación.