El Centro de Mayores de El Palmar se ha puesto en pie de guerra contra la decisión de la alcaldesa, Raquel Romero, de limitar los usos del local que ocupan en la alcaldía pedánea para facilitar el uso de otras organizaciones de la localidad.

Ayer por la tarde tenían una reunión de sus 250 socios (el 31% de la población) para tratar el asunto y meditar medidas de presión. No obstante, horas antes las concejalías de Pedanías y de Personas Mayores, una en manos de Compromís y la otra en manos del PSPV, llegaron a un principio de acuerdo para pacificar el conflicto revirtiendo la situación a la situación anterior con derecho de otras asociaciones a utilizar el local si lo piden por adelantado.

Levante-EMV el presidente del centro de mayores, Francisco Estevens, desde hace más de 20 años los jubilados utilizan este local de la alcaldía pedánea para realizar sus actividades diarias. Eso no impide, sin embargo, que «si alguien lo pide para una junta o cualquier otra cosa, se le deje».

Por eso, no entiende la posición de la alcaldesa pedánea de limitar su uso por parte de los mayores para permitir su uso por otras entidades, como ha ocurrido.

Esta decisión provocó el malestar de los mayores y también de la concejalía que los representa, presidida por la socialista Sandra Gómez, que se puso en contacto con la Concejalía de Pedanías, que dirige Consol Castillo, de Compromís, para tratar de revertir la situación.

Al parecer, en esa conversación ya se acoró la retirada de la orden, pero dos días después no se había hecho efectiva y para ayer por la tarde se convocó una reunión de los mayores con la idea de tomar medidas de protesta, incluida la recogida de firmas.

En vista de ello, no obstante, ayer por la mañana se celebró una nueva conversación de ambas concejalías y se llegó al acuerdo de retirar la carta, dejando la gestión en manos del centro de mayores con el compromiso de que el local se ceda a cualquier grupo del pueblo que lo solicite con la debida antelación.

Todo parece indicar, pues, que la situación se ha normalizado, aunque aún tenían que pronunciarse los mayores, que no quieren perder la gestión del local.