Se creó en diciembre de 1.972; este año se cumplirán los cuarenta y cinco de que la Policía Municipal de Valencia puso en marcha la «Sección 26», que llamó poderosamente la atención y se advirtió su presencia especialmente en las noches de la Ciudad.

Mandaba entonces el Cuerpo de Agentes Municipales el que sería catedrático de Derecho en la Universidad, Manuel Jordán Montañés, y encargó el mando de la nueva sección al Sargento Ivanco, un veterano funcionario que además tuvo particularmente especial presencia en la comisión fallera del Parterre.

Había en aquel tiempo especial revuelo nocturno en Valencia, especialmente de juventud, en medio de la cual se introducía algún delincuente que aprovechaba los jaleos para llevar a cabo sus intenciones. Hoy diríamos que había un «botellón nocturno», y al vecindario de algunos distritos molestaba la presencia de gamberros que aprovechaban la noche para organizar sus algaradas.

Una de las zonas, de los barrios, donde más falta hacía la presencia de la nueva «Sección 26» fue el Carmen, donde se organizaban juergas nocturnas que, precisamente por ello, motivaron la creación de algún establecimiento que abastecía a los jaraneros; aunque no todos los locales atendían y surtían a los gamberros.

Y la «Sección 26» nació, más que contra graves delincuentes, sino los que en la ley de la República se conoció como «vagos y maleantes», es decir, transgresores a los que se buscaba advertir para que se rehabilitaran.

La «Sección 26» estableció sucuartelillo, con pequeño retén, en un bajo del Mercado Central, y allí eran llevados los€ digamos gamberros, que eran detenidos por la noche, y se les interrogaba, se les retenía y, si era necesario, se avisaba a sus familias para que, por el excesivo retraso en el retorno al hogar, supieran de qué se trataba.

En aquel tiempo, las familias comprendieron las breves detenciones, porque comenzaba, como decimos, lo que luego ha sido «el botellón». Y como la principal sanción era que los padres se enteraban de lo revoltoso de sus críos, fue este grupo de agentes urbanos el que limpió algunos sectores de la Ciudad. Nos contaba alguno de sus miembros que, en cuanto aparecía el coche en algunos barrios, éstos se «limpiaban» en seguida de gamberros, que huían porque sabían que aquellos funcionarios los llevarían a los bajos del Mercado.

Fue muy útil un tiempo esta sección de la Policía Municipal, y muchos sectores ciudadanos se «limpiaron» de gamberros. Nos contaba un agente que, en una madrugada, llevaron a un chico a su casa y le acompañaron hasta el piso. Eran ya las primeras horas del día, y el padre estaba levantado, extrañado por la tardancia del chico. Y la reacción, el castigo fue inmediato: el propio padre dio al chico una bofetada y le dijo sencillamente: «¡A la cama!».

Pasado un año de aquel comienzo, los informadores pretendimos recoger un balance de actuaciones de la «Sección 26»; pero fue imposible. Porque el 23 de diciembre de 1.973, las informaciones y los informativos estuvieron dominados por un suceso, un delito mucho mayor: cuando nos encontrábamos en las oficinas municipales para conoccer el balance, nos llegó la noticia del asesinato del Presidente del Gobierno, el Almirante Luis Carrero Blanco; y esto cubrió la mayor parte de la información de aquella jornada.