¿Cómo tengo que hacer para darle el biberón? ¿Son muy caros los pañales? ¿necesitan cuidados especiales? Estas y otras preguntas se formulaban ayer en la Feria Reborn de València. O, lo que es lo mismo, en el primer gran evento sobre muñecas hiperrealistas que se celebra en la capital del Túria, y que se prolongará hasta la tarde de hoy en Expo Hotel.

Coger uno de estos muñecos en brazos es una sensación realmente extraña. Pesan como un bebé, tienen un tacto similar y también rasgos muy humanos que provocan desde turbación hasta admiración e incluso, para ciertas personas, una especie de sustitución de un bebé real. «Yo he trabajado en una residencia de ancianos y le llevaba uno de mis muñecos ´reborn´ y era espectacular. Las ancianas se lo pasaban de una habitación a otra y tenían nervios la noche anterior de cuando les iba a tocar a ellas», indica la vecina de Burjassot Marian Marco. Ella lleva ya 15 años en este mundo, tiene colección propia y confecciona también sus propios reborn.

Marco explica que «no sustituye a un hijo» pero añade que «la sensación de tener uno en brazos es muy agradable». Y reconoce que le hace ilusión cuando vende alguno porque «se hace feliz a mucha gente. Hay personas que lo necesitan psicológicamente porque tienen una autoestima baja, problemas de depresión, han tenido un bebé que ha fallecido prematuramente o son personas de mediana edad que se sienten solas por el síndrome del nido vacío».

No obstante, cabe matizar, como hace la catalana Lola Rodríguez, que tiene una colección de unas 400 muñecas de este estilo, que «la gente que los compra por eso es porque tiene alguna deformación cerebral. Un muñeco es un muñeco, hay que tenerlo claro. Son hiperrealistas, cada vez son más bonitos y reales y nos gusta trabajarlos y tenerlos, pero ya está, en ningún momento dejamos de pensar que son eso, muñecos», indica.

Este tipo de muñecos tienen una gran trayectoria en países como Estados Unidos o Alemania, de donde son algunas de las escultoras y pintoras más reconocidas, pero en España hay cada vez más afición y calidad. Así, desde la organización de la feria se reivindicaba que son «obras de arte. No son juguetes, sino muñecas de colección que llevan un proceso de creación y pintura muy laborioso». De ahí sus elevados precios, que van desde los 400 euros hasta los varios miles. No obstante, hay que tener en cuenta, como explica la escultora Nuria Ortega, que cada una le cuesta de confeccionar entre tres y cuatro semanas. Es más, ella se ha pedido una excedencia para poder dedicarse a esta profesión que cada vez va a más.

En el mundo reborn hay, actualmente, dos grandes tipos de muñecas. Las más tradicionales son las de vinilo, con cuerpo de tela. Estas, según la madrileña Elena Pulido «cogen todas las posturas. La gente se sorprende de su realismo y a veces hasta nosotras mismas nos sorprendemos de lo reales que parecen cuando los creamos».

Luego están los que son completamente de silicona, los cuales pueden incluso beber y mear. Así, Nuria Ortega los vende en una caja con ingredientes como una esponja, un biberón y hasta un certificado que indica su autenticidad: «Me gusta ver mis creaciones terminadas y la reacción de la gente. La silicona la tocas y parece carne humana, de hecho se usa la misma que se utiliza en las prótesis», explica.

En la feria, entre «bebés» ataviados de formas muy diferentes, vestidos, complementos, piezas de colección y otras curiosidades, se paseaba todo tipo de gente. Algunos eran expertos en el tema, otros se acercaban por primera vez a estos muñecos hiperrealistas y mostraban su admiración. Y también los había que se iban a su casa con uno más para su colección. Para aquellos que quieran iniciarse en este mundo ya existen diversos cursos de pintura y escultura, así como ferias como está donde verlos en vivo y apreciar su calidad y realismo.