Los 23,7 millones en «facturas en el cajón» de las que habla el Partido Popular «no son tales». Así lo aseguraban ayer fuentes municipales tras la denuncia de Eusebio Monzó en la que se refería a un saldo de obligaciones pendientes de aplicar al presupuesto recogido en la cuenta 413 y que había experimentado un incremento del 544%, pasando de los 4,34 millones en el primer trimestre de 2016, a 27,95 millones en marzo de 2017. Desde el equipo de gobierno se asegura que de esa cifra, 19'8 millones corresponden a expropiaciones.

«Como bien debería saber Monzó, las expropiaciones no son previsibles, sino que se comunican al Ayuntamiento por sentencia judicial, con lo que son siempre sobrevenidas. Por lo que respecta al resto, cabe señalar que a fecha 30 de mayo de 2017, tan solo quedan 902.000 euros en la 413, lo cual es absolutamente razonable para la envergadura de un Ayuntamiento como el de València», esgrimían las mismas fuentes. «Resulta paradójico que Monzó, no se entere de cómo funciona la administración local: de la óptima gestión actual, ni de la desastrosa gestión del PP», insistían.

Los actuales responsables municipales aprovechaban para recordar la etapa anterior de gobiernos del PP. «Lejos quedan las cifras que manejaba el PP de facturas en el cajón, con 112 millones en el año 2012, por ejemplo, y sin contar con las expropiaciones. O los más de 20 millones en 2013, o los más de 30 millones en 2014. Monzó se ha metido en un charco del que no sale nada bien parado. La gestión de Ribó como alcalde está resultando ejemplar para las cuentas del Ayuntamiento, en contraste con el descontrol, el despilfarro y el desvío de dinero público de la época del PP.