«Era ahora o nunca, pero es en este año en el que coincido con mi hijo pequeño como presidente infantil y eso es muy emocionante», comentó la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, a Levante-EMV al ser preguntada por su reciente nombramiento como fallera mayor de la comisión Ángel del Alcázar - José Maestre para 2018.

Oltra ya se había planteado en varias ocasiones optar a ser fallera mayor, pero «por unas razones u otras, siempre lo había pospuesto», explicó. «En 2007 por las elecciones autonómicas, en el año 2008 por el rumor de que se iban a adelantar las elecciones generales y porque en mayo de este mismo año, llegaron a mi vida mis hijos, lo que complicó mi candidatura», explica la vicepresidenta del Consell. Sus planes para este año como fallera son «estar a la altura de mi comisión y compartirlo con mis compañeros y compañeras y con la familia».

Con respecto a la expectación que tendrá la participación de Oltra en los eventos propios de las fiestas josefinas, Rafael Martí, presidente de la comisión a la que pertenece Oltra, es consciente de que «la gente la va a mirar con lupa, pero no me parece justo que ya hayan personas que se hayan metido con su indumentaria o con su nombramiento. Como compañero suyo, me duele esa actitud».

En este sentido, el concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset explicó a este periódico que en realidad el nombramiento de Oltra como fallera mayor «va a suponer romper con varios estigmas que existen en el mundo de la fiesta».

Fuset se refirió al hecho de que «aún existen reticencias al pensar que hay incompatibilidades entre ser fallero y de izquierdas, potenciadas por el uso político que hizo el Partido Popular de las Fallas y por el abandono de esta tradición valenciana por parte de los partidos de izquierdas». En opinión del concejal «también será un impulso para cambiar el estereotipo que existe sobre cómo ha de ser una fallera mayor».

Precisamente uno de los aspectos que genera algo de inquietud entre el mundo fallero es si Mónica Oltra será capaz de compaginar sus obligaciones como máxima exponente de su falla y las que le genera su cargo en la política valenciana. «Estoy muy ilusionada y también un poco asustada por ver cómo vamos a compatibilizar mis agenda pública con la de fallera, pero la gente de la falla ya me ha dicho que me van a echar un cable para el tema de peinados, vestirme y organizarme», comentó Oltra.

Para Rafael Martí eso no supondrá un problema. «Me consta que ella intenta venir siempre que puede a los actos falleros. Ya le hemos pasado todas las fechas previstas con actos y ha pedido a su gabinete que intenten no programarle nada esos días», comentó Martí.

Fuset cree que las dificultades para llevar a cabo ambas obligaciones «serán iguales que para otra persona que trabaja o que tiene hijos». Asimismo explicó que desde la fiesta «debemos abogar por un modelo de presidencia que permita compaginar la implicación en las fallas con la vida laboral de las personas».

Mónica Oltra pertenece a su comisión desde hace más de 20 años, «su familia pertenece a esta falla de toda la vida», comentó Martí. Además su implicación es total y «si hay que montar mesas, ella es la primera que ayuda. De hecho, hace unos cuantos años ya fue vicepresidenta de Cultura y Deporte en esta comisión» añadió Martí.

Cambio de nombre de la falla

Se da la circunstancia de que la comisión Ángel del Alcázar - José Maestre es una de las afectadas por el cambio de nomenclatura derivada de la aplicación de la ley de Memoria Histórica.

Para el presidente de la falla este hecho es un «fastidio». Aunque personalmente ve bien el cambio «porque hay que cumplir con los requisitos legales», el nuevo nombre que designará a la falla, Jurats - José Maestre «no es un nombre con el que nos sentimos identificados, así que, esperando la aprobación de la junta general, vamos a pedir que el cambio sea a Falla El Cid, sobrenombre con el que todo el mundo nos conoce y que ayuda a que se nos reconozca fácilmente», añadió Martí.