Sólo el tiempo, con la próxima reunión de la Interagrupación prevista para esta madrugada y la asamblea de dentro de dos semanas, dictaminará si el recorrido de la encuesta sobre las fallas finaliza con naturalidad o si mantiene la polémica por el contenido de una parte de la misma. El caso es que la jornada de ayer fue, sobre todo, de explicaciones: en una rueda de prensa y en el pleno de la JCF. Primero compareció el concejal Pere Fuset con el director técnico de la empresa encuestadora, Adolfo López y el asesor municipal Gil Manuel Hernández. Reiteraron por activa y por pasiva que el cuestionario es el que se facilitó ayer. «Y no hay más preguntas formuladas. Son preguntas que se realizan en cualquier sondeo en el que se cruzan datos y que nos van a servir para tener una radiografía completa de lo que es la sociedad fallera». Adjuntaron el certificado del director del Institut Universitari de Creativitat i Innovacions Educatives y del director del Departamento de Sociología, ambos de la Universitat de València, en el que consideraban la encuesta como «bien elaborada técnicamente con los items y las escalas correctas».

Contestó el 87%

Añadieron un dato más: el número de personas que participaron fue «un 87 por ciento aquellos a los que se pidió. Lo que supone un porcentaje espectacular. Y de ellos, tan sólo el 0,4 por ciento decidió no acabarla. Son porcentajes que no se dan habitualmente». Y recordó que «en cualquier modo, una encuesta es un acto voluntario. A nadie se le forzó a realizarla porque para eso es lo que es: un sondeo de libre participación». Los resultados se darán a conocer de manera pública en no más tarde de tres meses porque así lo marca la ley. «Obtendremos un mapa preciso y seguiremos el mandato de la Unesco, que recomienda hacer estudios científicos».

Son en total unas 80 preguntas estructuradas en diferentes bloques que incluyen preguntas valorables con diferente tipo de contestaciones. Un primer bloque hace referencia a la pertenencia a la comisión de falla (años, ubicación geográfica y adscripción familiar). Después se entra en factores como el sentimiento de identidad (valenciano o español), religioso y el uso del valenciano.

A continuación se pregunta por aspectos de la actualidad fallera, incluyendo la opinión sobre la estructura de la fiesta (funcionamiento de la Junta Central Fallera, de la Asamblea de presidentes, jurados de falla, sistema de elección de las falleras, turismo...) y la valoración de algunas gestiones del actual equipo, como el traslado de la Exposición del Ninot. También se pregunta en este bloque (el más "fallero" de todos) por la valoración de temas que están en el candelero y que son susceptibles de estudiar (horario y calendario de castillos, carpas y el propio calendario de fiestas, la banda o el Congreso Fallero). También se pregunta por la gestión de la comisión propia.

Por último se hacen preguntas genéricas sobre la situación económica y política de la Comunitat Valenciana, la intención de voto en unas elecciones municipales y la conocida valoración de su ideología. El perfil hace referencia a la situación económica personal.

«Si queremos que se haga lo que quieran los falleros, hay que preguntarles. Eso no quiere decir que las decisiones se tomen en función a estos resultados, puesto que esto depende de los órganos al uso. Cuestiones polémicas como la pregunta sobre la simpatía política (el llamado «eje de ubicación ideológica) se justificó en que «es una variable que se añade en infinidad de encuestas de este tipo. Quizá no estamos acostumbrados y por eso nos sorprende, pero esto se puede ver incluso en encuestas, por ejemplo, dedicadas al fútbol. Y nos servirá para convertir en realidad científica lo que son percepciones: la heterogeneidad ideológica en el que, afortunadamente, conviven ciudadanos bajo un casal fallero».

Sobre la confidencialidad se aseguró que «eso es sagrado y ninguna empresa se va a poner en entredicho por algo así. Pensar que se va a perseguir a alguien por los resultados de la encuesta entra en el terreno de lo absurdo. Cuando se piden los teléfonos es porque después se hace un muestreo para verificar la autenticidad de las encuestas».