La antigua alquería del Molí de Canyars se ha reconvertido en El Molí Lab, primer «creative hub» en plena huerta de València . Este espacio, polivalente y singular se encuentra sobre la acequia de Tormos y frente a la acequia de Rascanya. «Un lugar lleno de historia que ha sido rehabilitado respetando al máximo la estructura exterior e interior del edificio», según sus responsables. Los promotores de esta iniciativa privada quieren convertir a El Molí Lab en un espacio de referencia de esta zona para autónomos, freelances, emprendedores y startups que buscan un entorno de trabajo singular, lejos del bullicio de la ciudad, aunque al mismo tiempo cerca y en contacto con el lado más ecológico de Valencia.
Para Mónica Muñoz CEO y Cofundadora del Molí Lab, «el objetivo es atraer talento local y, por qué no, también el internacional, prestando especial atención a proyectos del sector agrotech, la cultura y el ocio sostenible. Además, entre nuestras misiones se encuentra el generar una agenda de eventos atractiva para crear una comunidad de profesionales que compartan estos principios».
De hecho, El Molí Lab recoge el testigo de una parte importante de la historia local, ya que «parte de la alquería fue durante más de 25 años la base y local de ensayo del grupo «Amores», pionero de la percusión contemporánea en España. El Molí Lab está situado en el término municipal de Carpesa, ocupa una superficie de 3.000 m2 en un entorno agrícola que incluye: un espacio de trabajo compartido con 40 puestos, fijos y flexibles; varias salas de reuniones y una sala multiusos.
