Fernando Pitarch tiene 71 años. El pasado 3 de marzo viajaba en uno de los autobuses de la línea 95 de la Empresa Municipal de Transporte (EMT) de València. Sobre las 11.45 el autobús dio un frenazo brusco y los pasajeros se avalanzaron hacia delante. Fernando tuvo la mala suerte de caer y quedarse empotrado entre dos de los asientos.

Varias personas que viajan en el autobús lo ayudaron a levantarse y una de ellas le entregó un pañuelo de papel. En él había escrito lo que pensó que era imprescindible para acreditar el incidente: el número del autobús (7044), la línea (95) y la hora (11,45 horas). Fernando, aturdido, se guardó el pañuelo sin saber bien lo que era y en cuanto llegó a la siguiente parada -ya que el autobús reanudó la marcha con normalidad- se bajó.

A Fernando le dolía todo el cuerpo, principalmente el costado izquierdo. Tenía una costilla rota, algo que no supo hasta que horas después fue con su mujer María al hospital tras contarle lo que había ocurrido. Ahora, este matrimonio busca a la «persona del pañuelo» para acreditar que el frenazo ocurrió, que fue real, porque la EMT no tiene constancia de incidente alguno «lo que nos impide entregar el parte a nuestra compañía aseguradora», reza la constestación de la empresa a la reclamación presentada por Fernado.

A Fernando se le puso el costado morado. Tenía derrames por el golpe y el dolor no cesaba así que se fue al Hospital Arnau de Vinalova el mismo día del incidente. El parte de Urgencias constata una «fractura en la 7º costilla izquierda» y «contusiones múltiples».

El 7 de marzo, Fernando se dirigó a las oficinas de atención al cliente de la EMT a presentar la reclamación. En la misma hizo constar lo ocurrido por el frenazo y su queja. «Quiero dejar constancia de mi queja al conductor que en ningún momento socorrió ni se interesó por el estado de los pasajeros», añadió en el escrito.

El 30 de marzo le llegó la respuesta de la EMT, firmada por la responsable de Atención la Cliente: «Realizadas las averiguaciones oportunas para verificar los hechos que nos relataba en su escrito, lamentamos informarle de que no consta en la Empresa que sufriera un incidente en alguno de nuestros vehículos, lo que nos impide entregar el parte a nuestra Compañía Aseguradora».

Respecto a la actitud del conductor, la EMT asegura en su escrito que «nuestros conductores realizan cursos de conducción eficiente, atención al cliente y control de estrés, entre otros, a fin de mantener calidad en la conducción como en los demás aspectos de nuestro servicio».

«Nos sentimos indefensos»

Fernando y María no daban crédito. «¿Cómo que no había dado parte el conductor? ¿No había nada que hacer? Mi marido se rompe una costilla en el autobús por un frenazo y no consta en ninguna parte, ni tenemos derecho a nada. Nos sentimos indefensos. Un abogado nos ha dicho que la única posibilidad es encontrar al testigo que nos dio la servilleta, o a alguno de los testigos que viajan en el autobús. A ver si hay suerte y alguno lee esta noticia».