La red de colectivos Entrebarris salió ayer a la calle para denunciar la «turistificación» en Ciutat Vella y la «especulación» con la vivienda. Los participantes, unos 200, acudieron caracterizados con los tópicos del guiri: caras rojas, sandalias con calcetines, sombreros y mapas en la mano.

Los convocantes denunciaron «los problemas que tenemos los vecinos y vecinas para vivir en nuestro barrio. Cada vez que se renueva un alquiler se disparan los precios, no se renuevan, o hay presiones para abandonar la vivienda, porque el uso turístico está saliendo más rentable». Asimismo, sumaban que aquellos vecinos que tienen viviendas en propiedad se enfrentan a «molestias y subidas de los gastos de comunidad» cuando en su edificio se instalan pisos de alquiler turístico.

En esta línea, denunciaron que se está «expulsando» al vecindario del barrio y provocando «la extinción del negocio local» con la llegada, señalan, de «franquicias, restaurantes esnob, y tiendas de souvenirs estereotipados». Exigieron una regulación «más restrictiva» del turismo en el barrio por parte del ayuntamiento y la creación de vivienda pública de alquiler que facilite el acceso a un hogar y que ayudará, decían, a regular los precios del mercado.

La comitiva pegó carteles en los puntos calientes del turismo en el Carmen, en los que se podía leer: «Próxima degradación: hotel», «Zona turísticamente saturada» y cánticos como «Dónde están, no se ven , las vecinas de alquiler».