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Participación ciudadana

Podemos impulsa un nuevo movimiento vecinal afín en algunos barrios

Nacen en València varios colectivos culturales y participativos que proceden o tienen vínculos con la formación morada

Podemos impulsa un nuevo movimiento vecinal afín en algunos barrios

Podemos y su marca municipalista en el «cap i casal», València en Comú, están desembarcando poco a poco en el movimiento vecinal, un sector estratégico y esencial para la movilización posterior del votante. La formación morada asegura que no está impulsando la creación de asociaciones, pero reconoce que una de sus estrategias es la de propiciar «espacios de participación ciudadana».

Lo cierto es que diversos colectivos han surgido con una clara procedencia morada en sus bases. Una apuesta que ha puesto en alerta a los partidos que tradicionalmente han dominado el mundo del asociacionismo, PSPV y Esquerra Unida. Históricos dirigentes de entidades vecinales consideran también que esta expansión de Podemos pretende actuar también de contrapeso al poder de la estructura de la Federación de Asociaciones de Vecinos de València.

En los últimos tiempos han surgido varios colectivos culturales, de participación ciudadana o incluso gastronómicos que desprenden aroma a Podemos, como la Asociación Cultural Olivereta Patraix (Acopa) o Ultramarins 154 en Benicalap.

El partido morado no hace más que reproducir lo que en su día hicieron otras formaciones. El Partido Comunista fue el primero en construir un sólido tejido del asociacionismo desde la transición democrática, que más tarde heredó Esquerra Unida. El PSPV entendió rápidamente que era el camino a seguir y puso a trabajar a sus afiliados en la misma dirección.

Tanto Esquerra Unida como el PSPV han dominado el movimiento vecinal, pese a los intentos del Partido Popular (y la marca que engulló, Unió Valenciana) por crear un tejido similar, que se ha quedado en unas pocas asociaciones reconocibles. Por su parte, desde Compromís reconocen que es una tarea que deben potenciar, aunque en los últimos años se han hecho también un hueco en muchas colectivos.

El último partido en incorporarse al movimiento vecinal es Podemos, aunque la formación morada reúne, por el perfil de sus votantes, muchos de los ingredientes para expandirse con fuerza. Muchos de los nuevos colectivos que se han creado no esconden de donde provienen o hacia dónde van.

La Asociación Cultural Olivereta Patraix recoge en sus actas su procedencia. «La idea de la asociación se inició a finales de 2015 con la idea de tener un local. Se planteó como un proyecto al margen de Podemos», explican. Tras constituirse, el objetivo de Acopa es «abrir un espacio de encuentro, debate y discusión, un espacio de convivencia donde se fomente la participación ciudadana y los valores democráticos». Su local lo comparte con L´Empori, una asociación cultural, gastronómica y folclórica. Acopa aspira a desarrollar un proyecto denominado «Fem Barri» en 2017.

Por su parte, en Benicalap hay otro buen ejemplo. En una sede pintada de morado se reúnen los miembros de Ultramarins 154, entidad que se define como «una asociación de amig@s que promueven actividades culturales, lúdicas y gastronómicas en el barrio de Benicalap».

Se presentaron con el proyecto «Repensando Benicalap desde la Investigación Colectiva» a la convocatoria de València en Comú para proyectos sociales, aunque finalmente no fueron seleccionados. Actualmente colaboran con la Universitat Politécnica de València en un proyecto de innovación social.

Temores y realidades

Algunos dirigentes de las tradicionales asociaciones vecinales temen que se favorezca a los colectivos que proponen acciones que están en sintonía con las distintas concejalías de València en Comú, pero el detalle de las subvenciones públicas de los últimos ejercicios invalida teorías sobre posibles favoritismos.

De hecho ninguna de las dos entidades afines a Podemos mencionadas ha recibido subvención pública hasta la fecha. Sin embargo, las asociaciones vecinales tradicionales son las que más ayudas acumulan y la Federación de Asociaciones de Vecinos de València percibe la misma cantidad que en los últimos años, 90.000 euros.

Con todo, dirigentes históricos consideran que son las asociaciones vecinales que han estado luchando por los derechos de los ciudadanos desde el inicio de la democracia las que deberían seguir liderando la transformación social y, por tanto, recibir la mayor atención.

De ahí que ante la propuesta del gobierno municipal de fomentar la participación social y amplificarla, temen que sus asociados pierdan fuerza y recursos frente a los nuevos colectivos que están viendo la luz. Algunos incluso ven estas nuevas entidades como un contrapeso al movimiento vecinal tradicional.

En este contexto se entienden mejor las duras críticas de la FAAV ante las políticas de participación del Ayuntamiento de València, acentuadas en aquellos concejales que ponen en práctica procesos ciudadanos (presupuestos participativos y movilidad). En cambio, otros ediles del tripartito viven ajenos a cualquier crítica.

Desde València en Comú reconocen que uno de sus objetivos como formación municipalista es la de «reactivar el tejido asociativo» de la ciudad. Por ello promueven políticas en esta dirección desde las delegaciones en las que tienen capacidad de gestión: Participación, acción cultural o cooperación.

Precisamente el mundo de la cooperación y de las organizaciones no gubernamentales es otro escenario donde Podemos está trabajando con importantes acciones para fortalecer este movimiento.

Renovarse, buscar aliados

Otros dirigentes vecinales consultados por este periódico, sin embargo, no ven una especial influencia del partido morado, sino una consecuencia lógica del momento social en que vivimos.

«Muchas de las personas que estaban en los círculos han tenido la necesidad de seguir trabajando por su barrio y lo han canalizado a través de las asociaciones de vecinos, bien incorporándose a algunas o formando nuevos colectivos. Las asociaciones de vecinos necesitamos renovarnos, buscar aliados de manera transversal con otras entidades para ser más fuertes. Ya hay muchos ejemplos en la ciudad de sumar fuerzas. Pero aquellas asociaciones que mantengan la estructura de siempre y no busquen y fomenten un relevo generacional tienen un futuro complicado», sostiene un representante histórico.

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