«Tenemos la sensación de que nos han robado el tiempo y la ilusión». Así se pronunciaba ayer el arquitecto Miguel del Rey, que se ve apartado por segunda vez de reforma de la emblemática plaza de la Reina. Su propuesta para la remodelación de la plaza de la Reina resultó ganadora en mayo pasado del concurso convocado por el Govern de la Nau tomando como base las ideas de un concurso previo sobre la misma plaza que el equipo de Miguel del Rey ganó en 1999. Tal como ha publicado este diario, la propuesta de este arquitecto, experto en patrimonio rural y coautor, entre otros, del premiado Jardín de las Hespéridas, ha sido finalmente descartada por no presentar los avales económicos exigidos por el pliego de condiciones (que fijaba una facturación mínima de 262.00o euros en los tres últimos años) al entrar en concurso de acreedores una de las ingenierías con las que se optaba a la adjudicación, que fue automáticamente descartada.
Para Miguel del Rey «ha sido deplorable» la manera en que se ha resuelto el concurso, donde el grupo municipal del PP denunció injerencias y cambios en los pliegos por parte del asesor urbanístico del alcalde, Joan Ribó, extremo que niegan en Alcaldía.
Miguel del Rey no escatimaba ayer en las redes sociales en críticas al Govern de la Nau, denunciando que las bases del concurso «rayaban la inmoralidad social» porque favorecen a las grandes empresas. «Los profesionales medios y pequeños vinculados a la ciudad estaban indefensos, dadas las exageradas condiciones impuestas», asegura del Rey, que así se lo trasladó al alcalde cuando se hicieron públicos los pliegos del concurso. «Es equipo es sustituido por el último superviviente de tan infausto proceso», afirma del Rey en alusión a la UTE de José María Tomás y Antonio Escario que también concurrieron con una ingeniería al concurso. Tras dos proyectos ganados, nos gustaría haber realizado el mejor de nuestros proyectos, unido a las condiciones que marcó la participación ciudadana y la colaboración que nos brindaron asociaciones vecinales y culturales de la zona, a las que atendimos y quedamos agradecidos», apostilla el arquitecto.
