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Alumbrado

Los expertos valoran el cambio a leds pero alertan de que aún contaminarán

El ayuntamiento asegura que las bombillas que se están colocando «no superan los 3.000 kelvin»

Los expertos valoran el cambio a leds pero alertan de que aún contaminarán

El cambio de luces que está llevando a cabo el Ayuntamiento de València para acabar con la contaminación lumínica - era junto a Dubai y Las Vegas de las que más luz emitían-, ha despertado dudas entre los expertos que siempre escrutan el cielo. El Colegio Oficial de Biólogos de la Comunitat Valenciana expresó sus reparos ante el nuevo plan de iluminación del Govern de la Nau, tras publicar el pasado domingo Levante-EMV la implantación por parte del consistorio de luz blanca en 997 calles de València. Sergi Campillo, delegado de alumbrado, aclaraba ayer que «la luz que emiten las bombillas no supera los 3.000 kelvin». Una temperatura que «continúa contaminando» según asegura Enric Marco, investigador del grupo de contaminación lumínica de la Universitat de València. «Estás nuevas leds también contaminan ya que, a mayor temperatura, la luz blanca se dispera y aumenta la polución».

Marco, pese a la advertencia, considera que esta inciativa encabeza por el Ayuntamiento «es positiva» para el medio ambiente. «Se está cambiando la posición de las farolas para que alumbren hacia abajo», afirma el investigador. Así la luz, que se emite por debajo de la línea del horizonte, contamina mucho menos con este tipo de instalación a diferencia de las anteriores luces de sodio que proyectaban la luz hacia arriba.

Marco, también coordinador valenciano de Cel Fosc, recomienda que por regla general, al cambiar el alumbrado cálido por uno más frío «estas leds no deben superar el pico de los 3.000 kelvin». Más de la mitad de las instalaciones lumínicas de la ciudad de València continúan orientadas hacia la superficie y a una intensidad que supera los 200 vatios. Sin embargo, el nuevo plan del Ayuntamiento prevé llegar a 996 calles, dónde se instalarán lesds blancas a una mayor temperatura que las anteriores pero que, contaminan menos debido a que su intensidad es menor y además, no proyectan la luz hacia el cielo.

Marco considera que una de las alternativas para que València sea una ciudad menos contaminante consiste en «bajar la temperatura, volver a un color cálido y que este no supere los 3.000 kelvin». Una temperatura que se puede reducir pero que «necesita de la instalación del PC-Ámbar, una tecnología que evita la cantidad de color azul que se dispersa en la atmosfera», indicaba el investigador.

Según el informe, La contaminación lumínica generada por leds blancas, realizado por la Universitat de València, el color azul que emiten las leds se dispersa directamente en la atmósfera. A diferencia de las luces cálidas, estás blancas dejan que el azul contamine el ambiente.

Los responsables del estudio consideran que la luz blanca produce un exceso de luz que es perjudicial para la biodiversidad, la observación astronómica y la salud humana. «La Red española de estudios sobre la contamina lumínica instaló en València detectores con los que observa el aumento de la contaminación», insistía ayer Marco a este periódico. Con ellos se pretende realizar un seguimiento cercano sobre la contaminación lumínica que proyectan el alumbrado valenciano.

Enric Marco, aclara que en València existen zonas excesivamente iluminadas por lo que sería recomendable dejar libres de alumbrado led aquellos puntos que no lo necesiten. De esta manera, la contaminación disminuiría al no emitirse a la atmósfera esa cantidad de luz blanca que según el informe de la Universitat de València, altera la producción de melatonina, la hormóna que regula el sueño.

En ciudades como Oporto, Marco recuerda que «la temperatura de la luz alcanza los 4.000 kelvin». València habría disminuido la contaminación, en comparación con otras ciudades que superan el pico de polución. Aunque la contaminación afecta principalmente a la ciudad, el investigador y coordinador de Cel Fosc, considera que «también hay que concienciarse de que València está rodeada por tres parques naturales a los que también afecta la polución que se proyecta desde el centro de la ciudad».

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