El tiempo que el Ayuntamiento de València tarda en pagar a sus proveedores se situó en el año 2016 seis veces por debajo de la media nacional. Mientras en el conjunto de las administraciones locales se pagó con 62 días de demora, en València ese periodo se situó en 11 días. Es más, en este mes de julio ese plazo ha caído hasta los 3,6 días, siendo uno de los municipios más cumplidores en ese sentido.

Según explicó ayer el alcalde, Joan Ribó, se trata del mes de julio con menor plazo de pago a proveedores desde que hay registros de este tipo. «En 2015 se situó en 42,56 días, mientras que en 2016 ya logramos reducirlo a 5,55 y en 2017 a tan sólo 3,63», precisó.

Además, Ribó destacó que València se sitúa «muy por debajo del plazo medio de pago que están registrando las corporaciones locales». Así, explicó que mientras que en el ejercicio 2016 «la media estatal llegó a los 62,43 días, València pagó con una carencia de 11,58», casi seis veces menos. «Hemos consolidado la mejora de la gestión, lo cual está permitiendo pagar a los proveedores e impulsar el desarrollo económico de la ciudad por medio del apoyo a las empresas, los autónomos y la creación de empleo», subrayó el alcalde.

Desde el punto de vista de las arcas municipales, esta reducción delos plazos es muy valiosa por «la importante cantidad económica que el consistorio se ahorra en los intereses de demora que se debían pagar antes, durante la gestión del Partido Popular. Los millones que ahorremos los podemos utilizar ahora en políticas sociales y de bienestar para la ciudadanía de València».

Hay que tener en cuenta que los intereses que el ayuntamiento paga a las empresas cuando se demora en los plazos se sitúa por encima del ocho por ciento y que en algunos ejercicios esto ha costado hasta siete millones de euros a las arcas municipales.

De hecho, el alcalde anunció que en la última modificación de crédito aprobada en el pleno municipal del mes de julio el ayuntamiento ha logrado ingresar tres millones de euros provenientes del fondo de contingencia, donde se incluyen los intereses que se deben abonar por pagar demoras.

«Al haber pagado prácticamente al día» a los contratistas del ayuntamiento se han ahorrado «importantes cantidades de dinero que se dedicarán a nuevas inversiones municipales y a pagar gastos de los distintos servicios municipales», dijo Ribó.

Alivio para las empresas

Además, «esto supone un beneficio para los autónomos y las empresas valencianas, ya que cobran al día. Esta es otra manera más de dinamizar la economía local y facilitar la solvencia y consolidación de las pequeñas empresas a nuestra ciudad», añadió el alcalde.

València se encuentra actualmente presa de un Plan de Ajuste derivado precisamente de las deudas que el ayuntamiento tenía con sus proveedores. Por imposición del Gobierno Central, València recibió en el año 2012 alrededor de 183 millones de euros para pagar la totalidad de sus deudas con las empresas, dinero que debe amortizar en diez años destinando al mismo gran parte de los presupuestos anuales. Además, debe cumplir una serie de condiciones económicas muy duras durante este tiempo, como no pedir nuevos créditos, ni destinar el superávit a nada que no sea deuda, ni aumentar sus plantillas o empresas públicas.

Al mejorar todos los parámetros económicos en estos dos últimos años, el ayuntamiento ha pedido al Ministerio de Hacienda que lo liberalice de ese plan de ajuste, pero hasta el momento tanto las peticiones personales del alcalde, Joan Ribó, como de la Concejalía de Hacienda, que dirige Ramón Vilar, han caído en saco roto.

En el curso político que ahora empieza ese será, sin duda, uno de los puntos de fricción en la relación del Ayuntamiento de València con el Gobierno Central de Mariano Rajoy.