Los vecinos de Xirivella son en gran parte los perjudicados de la ejecución de las obras del túnel que conectará la A-3 con la V-30, en sentido puerto, aunque paradójicamente el proyecto acabará con años y años de entrada de camiones en el municipio.

Ayer las obras y el cierre de acceso al pueblo era en muchos casos el hilo conductor en las conversaciones de bar o de pasaje en el autobús. En la última parada de Camí Nou esperaba Andrés, usuario habitual del Fernanbús. «Precisamente ayer -por el martes- pregunté al conductor qué iba a pasar y me explicó que las paradas seguirían siendo las mismas y que no tendríamos problemas para subir y bajar del autobús cómo lo hacemos habitualmente», admitía confiado.

Su afirmación era correcta. Otra cosa es el nuevo recorrido que debe hacer el autocar. La salida hacia València por la Avenida del Cid no varía, pero sí la entrada a Xirivella. Al estar cerrado el acceso a la V-30 desde el cap i casal, los autobuses del servicio metropolitano deberán hacer los mismo que los coches: salir por la 351, pasar por la calle Llevant, cruzar el puente sobre la A-3 y tomar la vía de servicio que desemboca en la Plaza de España, y de ahí pasar por todas las paradas de Camí Nou. «Ahí si que se complicará la cosa con el tráfico», reconoce el usuario.

Eso le ocurrió a Antonia, una anciana que bajaba de un Fernanbús pasadas las once la mañana. «Esto de las obras está muy mal; el autobús ha hado un rodeo para volver y tarda más», criticaba.

En este sentido, José Luis Sanz, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Xirivella, explicó que «ya tenemos calculado que el retraso del autobús que entre en Xirivella será de entre ocho y diez minutos, que puede aumentar en horas punta de mayor tráfico». Por este motivo, señaló que solicitaron a la conselleria una serie de reivindicaciones de cara a los seis meses que se espera que duren las obras. Estas pasarían, fundamentalmente, por «aumentar la frecuencia del paso de los autobuses en vistas a que sufrirán un retrasos por el desvío que sufrirán».

Sanz avanzó que también pidieron que mientras duren los trabajos se rebaje el precio del billete del autobús metropolitano «como medida disuasoria para que la gente evite coger el coche y apueste por el transporte público. También que aumente el paso de trenes de cercanías a València por el mismo motivo», indicó. El dirigente vecinal señaló que en septiembre «vendrá lo gordo y los problemas de tráfico de verdad» y que «afectarán a poblaciones cercanas como Mislata o Quart». De hecho, el próximo mes volverán a reivindicar a la conselleria medidas para el transporte.