El secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, se ha convertido en el principal opositor a la tasa turística dentro del Govern del Botànic. Y pelea en dos frentes. El primero, el de la pedagogía contra un gravamen que considera injusto al penalizar únicamente al hotelero. El segundo frente es el de aflorar la actividad de los pisos turísticos que operan fueran del control de la administración, una actividad que considera como el «caladero de ingresos» que puede ser la vía de ingresos que buscan los partidarios de la tasa turística.

En este punto, Colomer pretende alcanzar un acuerdo con el Colegio Oficial de Administradores de Fincas en la lucha contra el intrusismo. Es decir, aprovechar su «conocimiento de campo» -controlan el 80% de los edificios de la C. Valenciana- para convertirlos en agentes localizadores de cada vivienda particular que se destine a uso turístico sin que se ajuste a las normas. La fórmula va en la línea de implicar a la ciudadanía contra la oferta ilegal, como la propuesta de los hoteleros de crear una web para denunciar la oferta ilegal.

Colomer se reunió ayer con las empresas que gestionan apartamentos reglados en la C. Valenciana y trasladó los resultados de la campaña de verano. Entre julio y agosto se han visitado 181 empresas de alquiler de apartamentos, se han abierto 13.758 inspecciones de control y se han dado de alta 2.589 viviendas nuevas, de las cuales 441 en Castelló, 752 en València y 1.396 en Alicante.

Sobre la tasa, Colomer mantiene su posición contraria. Deberá estar «muy estudiada» y «contar con la aprobación del sector turístico», asegura. «Nada debe hacerse sin la voluntad del sector. No se trata de replicar o de clonar fórmulas de otros lugares», añade Colomer, que asegura que «quien defienda la tasa debe estudiarla muy bien, con mucho rigor, y tener en cuenta la opinión del sector».

En este sentido, Colomer pretende estudiar también qué supondría para las arcas de la Generalitat la tributación de la actividad económica que hoy se mantiene «en la penumbra».