El Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica ha querido felicitar al Ayuntamiento y a "todos los que han intervenido en este largo proceso" de la retirada de placas de calles franquistas, "porque por fin la tercera ciudad de España empieza a tener un callejero presentable".

El colectivo que coordina Matías Alonso anuncia que "nos llena de orgullo ver cómo el nombre de Amado Granell figura por fin en una avenida a la altura de su gesta, o cómo el nombre del denunciante de Juan Bautista Peset Aleixandre deja de recibir honores públicos, entre otras propuestas del GRMH en nombre de familiares que nos trasladaron su petición. Ha sido un proceso ejemplar donde se ha buscado la pedagogía y el consenso en lugar de la revancha donde algunos nos esperaban".

Alonso anima a "proseguir en las múltiples tareas pendientes para normalizar tanto el callejero valenciano como el Cuadro de Honores de la ciudad, infestado aún de nombres indignos de figurar ahí, franquistas y exponentes de valores que València hace tiempo que no profesa".

Así, el coordinador recuerda que "queda pendiente remediar los agravios a la memoria de exponentes democráticos a los que Rita Barberá insultaba dedicándoles calles que no estan a la altura de su talla política y social; solucionamos el caso de Amado Granell, pero es indigno que Don manuel Azaña, Presidente de la República y Jefe del Estado español siga relegado en un aliviadero del Estadio del Levante, como es el caso de Juan Gil Albert, prohombre valenciano que entre otros méritos fue Secretario del Congreso Internacional de Intelectuales Antifasistas hace justo 80 años y que trajo a la entonces Capital de la República a lo más granado de los escritores e intelectuales a nivel mundial".

En este sentido, afirma que "se quedaron por el camin"o calles pedidas para el editor de La Traca, Vicente Miguel Carceller, el General Aranguren, de la Guardia Civil leal al Régimen legítimo que fue Comandante Militar de la Plaza de Valencia y de donde no quiso huir al final de la guerra, lo que le costó su fusilamiento, o Miguel de Molina, machacado por su ideología y sobre todo por su forma de vivir la secualidad... "esperamos que todo esto vaya solucionándose de la misma forma en que se ha llegado a los cambios justos del día de hoy".