¿Se siente el parapeto de Joan Ribó como principal objetivo de las críticas de la oposición?

No, soy uno más en el equipo que gestiona una concejalía compleja. A lo mejor por mi personalidad algunos focalizan las críticas hacia mí, pero tengo el apoyo del alcalde porque él se cree las políticas de movilidad y tenemos objetivos comunes.

A usted parece que no le afectan las críticas vecinales o de la oposición. ¿Falta de empatía o confianza ciega en su gestión?

Ni una cosas ni la otra. Yo tiendo a relativizar las cosas, porque son debates que algunos quieren alimentar malintencionadamente. Lo que no voy a hacer es hundirme con las críticas carentes de rigor, ni venirme arriba con los elogios. Lo único que me molesta es que se ponga en duda el trabajo de los técnicos de la concejalía. Eso es intocable, todos nos podemos equivocar, pero he visto críticas que se han caído por su propio peso y han tratado de perjudicar a los técnicos.

Le acusan de seguir con la camiseta de hacer oposición.

Ese es el rol en el que me quieren encasillar. Cada uno tiene su personalidad. Atacan mis formas porque no pueden atacar mi gestión. Los premios avalan nuestro trabajo y las buenas cifras también.

En qué cree que ha fallado o podría haberlo hecho mejor.

(Se lo piensa mucho) Determinadas tramitaciones y proyectos se pueden hacer más rápido. Esa es mi principal losa. Tenemos muchos proyectos y muchas veces no damos abasto y van lentas. Por ejemplo, la licitación del bus turístico.