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Medida

Las cámaras llegarán a Ciutat Vella en una segunda fase más restrictiva al tráfico

El aparcamiento en la zona naranja obliga a la concejalía de Mobilitat Sostenible a plantear zonas residenciales limitadas a 20 km/h en lugar zonas para viandantes - El ayuntamiento no renuncia a la videovigilancia y dice que se está licitando

La reordenación de tráfico que entra hoy en vigor en Ciutat Vella, en la que se pretende disminuir considerablemente el volumen de coches en los barrios del Mercat, El Pilar y El Carme, es menos ambiciosa de lo que inicialmente tenía previsto realizar la concejalía de Mobilitat Sostenible. La existencia de aparcamiento en superficie regulado, ha obligado al área que dirige Giuseppe Grezzi a poner en marcha su proyecto por fases. Como el acceso a la zona naranja es, de momento, abierto a todos los vecinos de la ciudad, había que garantizar que, quien quisiera, pudiera seguir estacionando. De ahí que en lugar de optar por crear zonas para viandantes -como el bucle formado por las calles Salvador y Serranos-, se haya propuesto llevar a cabo zonas residenciales, en las no está restringida la circulación, aunque sí limitada al máximo, ya que no podrán circular a más de 20 km/h y además la preferencia siempre será del peatón.

El Ayuntamiento de València asegura que no renuncia a la instalación de cámaras de control de tráfico que reconocerán las matrículas de residentes y autorizados y multarán a quien no tenga permiso para transitar. Fuentes de la concejalía explicaron ayer a este periódico que la videovigilancia «sigue en proceso de licitación», a pesar de que todavía no se ha convocado el concurso público para su adjudicación. Hay que recordar que la instalación de cámaras es un mandato vecinal aprobado en los presupuestos participativos de 2016, con un importe total de 150.000 euros. Desde hace año y medio sigue pendiente de realización.

La concejalía admite que hay dificultades administrativas para tramitar el expediente de las cámaras de control de tráfico, pero que en un ningún caso renuncia a llevar a cabo este proyecto. De hecho formaría parte de una segunda fase para Ciutat Vella más restrictiva para el tráfico. En este nuevo paso el centro histórico adquiría un carácter todavía más peatonal. Necesitará, eso sí, la reforma de la ordenanza de vía pública para que la zona naranja pase a ser exclusiva para residentes -como han reclamado insistentemente los vecinos del distrito- y la instalación de la videovigilancia. De esa manera se garantizaría que tan sólo entrarían los coches que necesitan acceder al barrio, bien porque son residentes, cuentan con un negocio o tienen autorización comercial.

Precisamente las exigencias vecinales han obligado a la concejalía de Mobilitat Sostenible a crear más espacios peatonales de los inicialmente previstos. Antes de verano se habló tan sólo de la plaza Sant Úrsula y un vial de acceso a ésta, donde se ubica la trasera de la Torres de Quart.

Pero tras las diferentes reuniones con los colectivos implicados en la sectorial de la Mesa de la Mobilitat, se ha ganado para los viandantes un pequeño de la plaza del Tossal, unos 250 metros del Carrer de Dalt y la calle que va desde plaza del Árbol, pasando por la plaza del Carme hasta la calle Blanqueria. Este último caso es significativo, ya que los vecinos alegaron que era necesario peatonalizar este tramo por el peligroso cruce entre Roteros y la plaza del Carme. Querían incluso plantear un gran paso de peatones en Blanqueria para llegar al Jardí del Túria, pero desde el Centre de Gestió de Trànsit desaconsejaron la medida por la velocidad en la que salen los vehículos del túnel.

Sin obstáculos

Otro aspecto importante de la actuación que entra en vigor hoy es que todas las modificaciones que se hacen se llevan a cabo tan solo con señalización, sin necesidad de obras. Este nuevo ejemplo de actuación blanda o urbanismo táctico evitará la colocación de bolardos, por lo que no existen barreras físicas que impidan a los coches circular por donde está prohibido. Los responsables de los servicios de emergencias solicitaron que así fuera para mejorar los tiempos de respuesta en caso de tener que intervenir.

En cambio, se opta por soluciones ingeniosas, como colocar maceteros que te obligan a girar, lo que se ha reforzado con señalización sobre el pavimento.

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