La Policía Local de Valencia dispone de nuevos recursos para mejorar la seguridad de la ciudad. Se trata de diez pistolas eléctricas cuyo funcionamiento está basado en una descarga que paraliza al agresor durante cinco segundos para que los agentes puedan reducirlo sin problemas.

El dispositivo Taser es mínimamente lesivo porque a través de pulsos eléctricos se genera una contracción muscular que inmoviliza el cuerpo. Tal como ha explicado la concejala de Protección Ciudadana, Anaïs Menguzzato, es una buena herramienta para situaciones donde haya individuos con un comportamiento agresivo que puedan poner en peligro «tanto a las personas de su alrededor como a los propios agentes policiales».

Se trata de un modelo «con garantías» gracias al sistema de grabación de vídeo que se activa automáticamente al desbloquear la pistola, y cuya cámara está integrada en el uniforme del agente. Además, la pistola cuenta con un software integrado que registra la actividad del arma, como la hora del disparo y la fecha. De esta forma, en caso de que la Policía reciba acusaciones de una utilización incorrecta de la pistola, se puede aportar la información recopilada por el aparato.

Cada unidad de la Policía Local dispondrá de una de estas pistolas y estarán disponibles las 24 horas del día. Un total de cien agentes han sido formados y entrenados en la utilización de la pistola eléctrica a través de un curso de capacitación que aborda conocimientos teóricos y prácticos, desde la utilización de la tecnología de las cámaras que portan como los protocolos de actuación para asegurar el buen funcionamiento del equipo. En total, se han invertido 50.000 euros en la adquisición de estos dispositivos y en la formación de los agentes.

Un arma disuasoria

Vicente Martí, Intendente Principal y Responsable de la Unidad de Logística de la Policía Local, asegura que se trata de un «mecanismo disuasorio». El aviso de los agentes intimida al sospechoso, y el haz luminoso que emite la pistola antes de disparar resulta intimidatorio. En el 84 % de las ocasiones, los agresores deponen su actitud y no es necesario disparar el arma.

Estos dispositivos han sido adquiridos por el cuerpo policial para casos muy concretos. Los agentes están sujetos a un marco de actuación por el que se utiliza esta pistola como última opción, después de haber empleado el diálogo y la disuasión mediante la presencia policial. Los casos más habituales donde ha sido necesaria la utilización del arma son los que implican violencia de género o enfermedades mentales, así como situaciones donde realizar un arresto sea difícil por la agresividad del sospechoso.

Desde el cuerpo policial consideran que es «el futuro de los cuerpos de seguridad», ya que reduce lesiones tanto a policías como a detenidos. En total, 107 países en el mundo utilizan esta tecnología, y la Comunitat Valenciana es la segunda autonomía en España donde más integrada está la pistola eléctrica entre los responsables de la seguridad.