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Entrevista | Juan Antonio Caballero

Caballero: "Del 15M no queda nada, en cambio, el movimiento vecinal permanece"

"Que un refugio de gatos figure como prioridad ciudadana es para mirárselo; la participación no puede ser un paripé"

Caballero: "Del 15M no queda nada, en cambio, el movimiento vecinal permanece"

¿El 15M les ha acabado restando o sumando?

Ya tuvimos una primera crisis cuando llegó la democracia. Las asociaciones habían sido en los últimos años del franquismo el espacio de encuentro, a veces casi en la clandestinidad, de personas de izquierdas que cuando llegó la democracia se fueron a fundar los ayuntamientos. Una vez en las instituciones empezaron a cuestionar la razón de ser de las asociaciones como representación del pueblo y se generó una crisis muy seria. Luego hubo que poner en marcha los planes generales de ordenación urbana y los ayuntamientos empezaron a mirar al movimiento vecinal otra vez porque no había tejido social, ni interlocución, y recuperamos este papel. Es un error confundir un movimiento social que debe tender a ser independiente con una opción política. Ya les pasó en su momento a los partidos de izquierdas y ahora se repite con otras organizaciones surgidas del 15M. De hecho del 15M no ha quedado nada, mientras que el movimiento vecinal, que participó de manera moderada, estaba entonces y está ahora.

¿Goza entonces de buena salud el movimiento vecinal?

La buena salud es relativa. Ha habido un intento de sustituirnos, con plataformas y organizaciones a las que se ha dado mucho apoyo desde algunas instancias, pero luego en el día a día se ha visto que hay que trabajar con organizaciones con una estructura estable, con capacidad de negociar y llegar a acuerdos. Dicho esto, el movimiento vecinal necesita que se incorpore gente joven. Los jóvenes, que están muy influenciados por la sociedad de consumo y el individualismo, ven el movimiento vecinal como algo muy regulado, con unas reuniones, un secretario, una reglas y unas actas... Muchos buscan el fogonazo rápido y no nos ven como espacio para trabajar. No quieren perder el tiempo en debates en una asociación.

¿Cómo ve su futuro?

En Elx hemos hecho una reflexión para que los movimientos vecinales salgan de esa visión cerrada de la ciudad y abran la mirada a otros colectivos. Las necesidades de la ciudadanía no son solo las de la gente de 40 a 60 años, hay que detectar nuevas necesidades, como las de los jóvenes, o la perspectiva de género, por poner un ejemplo. Nuestro principal logro es ser el cauce de participación con las instituciones y mantener la cohesión social en los barrios. Luego hay muchas cosas que se ven como normales pero que no estaban y son logros, en parte, de los movimientos vecinales, como la recuperación de El Saler. Sin las reivindicaciones ciudadanas para detener su urbanización hoy tendríamos allí otro Benidorm. El Jardín del Turia también es resultado de la presión vecinal y los paseos marítimos, o el soterramiento de las vías del Cabanyal, hasta el «bypass». No vamos a atribuírnoslo todo pero estuvimos allí. Ahora tenemos otras tareas, como la huerta, que hay mucha más sensibilización que antes.

Uno de los debates en València es la movilidad y la reordenación de la EMT.

El problema es que no se piensa en un transporte público para todos. Las bicicletas quedan muy bien en la foto, pero no creo que vayan a ser el transporte del futuro. Dicho esto, está bien que haya más carriles bici y peatonalización del centro histórico pero si no se acompaña de una apuesta radical por el transporte público se produce lo que ocurre en València que se están dando atascos donde antes no los había. En una ciudad moderna y cohesionada el transporte público debe ser operativo e integrado. Barcelona o Madrid están más avanzadas en este sentido. Nosotros estamos constituyendo ahora la autoridad metropolitana del transporte. Tenemos un caos, con líneas que funcionan con concesiones privadas, el metro que lo gestiona la Generalitat, los autobuses de la EMT que no pueden salir de València... Hay que rehacerlo todo y pensar en la ciudad de futuro.

¿Las terrazas de la hostelería son un problema exclusivo de València?

Es un problema generalizado y muy presente en las ciudades turísticas como Palma, Madrid y València. Hay que trabajar en un turismo de calidad y hacer compatible las terrazas con el disfrute del paseo, limitando el uso del espacio público. Es absurdo que se peatonalicen las calles y que automáticamente las ocupen las terrazas.

Presupuestos participativos: ¿Realidad o ficción?

En los nuevos ayuntamientos hay voluntad de impulsar la participación pero también cierta mitificación y una visión reduccionista en la que la participación se limita a apretar la tecla del ordenador para elegir si quiero farolas verdes o rojas. Para que haya participación deben existir ineludiblemente organizaciones intermediadoras, si no puede ocurrir que a los que se pronuncien les interese más un refugio para gatos que otras necesidades. Lo que convierte la participación en un paripé.

¿El refugio de gatos es la prueba de que algo falla en la participación ciudadana?

Si al final resulta que la ciudadanía de València expresa con más votos que es mejor hacer el centro de recuperación de gatos y no hacer otras cosas para atender las necesidades perentorias de la gente sería para mirarlo seriamente. Hay más ejemplos. En Mislata, se sometió a consulta la reforma de la avenida Blasco Ibañez con tres alternativas, una que no cambiaba casi nada, otra radical con muchas peatonalizaciones y otra intermedia. Ganó la que proponía no hacer nada. ¿Por qué? Porque solo se movilizaron los que no querían que les quitaran el aparcamiento. Si la participación se reduce a apretar una tecla en el ordenador y votar una propuesta u otra nos encontraremos que una parte de la sociedad no participará porque no sabe darle a la tecla, otro sector se movilizará por sus intereses particulares y así nos cargaremos el sentido colectivo de la sociedad. El camino es establecer una relación entre el gobierno y las organizaciones sociales. Si se les da ese papel útil a estas organizaciones se aumentará el asociacionismo y se canalizarán las necesidades reales.

¿El movimiento vecinal tiene ideología?

Es un movimiento político pero no partidista. No nos adscribimos a ideologías aunque defendemos la sanidad y la enseñanza públicas y estamos claramente en una línea progresista, pero defendemos nuestra independencia.

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