València en Comú, primer detractor de la ampliación de la V-21, ha mostrado su sorpresa por el anuncio del alcalde de València, Joan Ribó, ambos socios en el gobierno municipal, de presentar al Ministerio de Fomento una oferta más suave para reducir el impacto sobre la huerta sin parar la obra y sin renunciar al tercer carril. María Oliver, portavoz de la formación en el Ayuntamiento de València, insiste en que ese modelo de movilidad está obsoleto y rechaza el tercer carril, no los treinta millones de inversión, que pide que se destinen a proyectos que mejoren la movilidad en ese entorno.

Después de recibir muchas críticas del propio Ministerio de Fomento y de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), Joan Rió anunció el envío de una comisión el próximo viernes a Madrid para presentar al Ministerio de Fomento una plan que reduce entre un 50 y un 60 por ciento el impacto de las obras sobre la huerta y que no precisa de paralizar la obra ni empezar de nuevo todo el proyecto. Era una opción más amable para contentar a los defensores y detractores del proyecto. Pero los primeros que le han puesto la proa han sido sus propios socios de Gobierno, València en Comú, la marca municipal de Podemos, que fue precisamente quien impulsó la paralización.

Lo ha hecho, además, públicamente. Lo mismo que Ribó el día anterior, ayer emitió un comunicado en el que muestra su «sorpresa» por el anuncio del alcalde, que «no ha sido consensuada entre los miembros del equipo de gobierno». Al parecer, València en Comú había trasladado previamente a la Alcaldía que su posicionamiento se fijaría después de reunirse con las principales asociaciones vecinales que se oponen a la ejecución de la obra, reunión que tuvo lugar el martes por la tarde.

La formación podemita recuerda que la moción aprobada el jueves pasado en el pleno del Ayuntamiento por los tres partidos del Pacte de La Nau «se centraba en la paralización del proceso de licitación, el planteamiento de una inversión alternativa acorde con las necesidades del territorio que contemple la protección de la huerta y en un proceso participativo que lo legitime».

Así pues, València en Comú defiende como mejor alternativa «la no ejecución de la ampliación a tres carriles, sin renunciar a que la inversión que se propone se ejecute en diversas obras que redunden en un aumento de la seguridad vial en la red existente». «Esto permitiría mantener tanto la inversión como los puestos de trabajo previstos», añade.

Según el comunicado emitido ayer, «existen informes técnicos que demuestran que la V-21 no tiene especiales problemas de atascos y, en cualquier caso, la ampliación a tres carriles no incluye ninguna medida que minimice las acumulaciones de tráfico. Además, la previsión de aumento de flujo de circulación en esta vía corresponde a un modelo de movilidad obsoleto», sentencia.

Su apuesta es «un modelo de movilidad saludable y sostenible basado en el transporte público, asequible y de calidad que permita a la población acceder a la ciudad de manera fácil, rápida y limpia». «La obra de ampliación -dice- no contribuye de manera objetiva a la mejora de la seguridad, más bien al contrario, ya que plantea un aumento de la capacidad y por lo tanto del riesgo de siniestralidad». «Únicamente el apaciguamiento del tráfico, mediante un cambio en la señalización, mejoraría la seguridad en este caso», dicen.

Por otra parte, «las asociaciones vecinales demandan un proceso participativo que permita a la ciudadanía decidir sobre las diferentes alternativas al proyecto de la V-21, procesos participativos que permitan evitar conflictos sociales innecesarios como lo sucedido recientemente en Murcia».