La calle San Vicente exhibe desde ayer imagen renovada tras varios meses en obras que han puesto a prueba la paciencia de los vecinos y comerciantes, algunos de los cuales cifran la caída de ventas en un 50%. La segunda fase de las obras de reurbanización de la calle San Vicente (en el tramo de María Cristina a San Agustín) y la calle Periodista Azzati suponen un paso más en la regeneración de este histórico eje comercial, al que la calle Colón robó protagonismo, que aspira a revitalizarse como eje comercial y también turístico. Para ello el ayuntamiento pondrá en marcha, a través de una subvención del Ministerio de Cultura y a instancias de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, un proyecto de señalización de la Vía Augusta, la antigua calzada romana cuyo trazado coincide con el de San Vicente.
El objetivo es atraer más turistas y potenciales clientes. Y a largo plazo, convertir la zona comercial comprendida entre la Plaza de la Reina y la plaza de España, donde hay más de 200 comercios, en eje comercial y turístico y puerta de entrada al 'centro comercial abierto' de València. Una idea que depende en gran medida de la reurbanización de las plazas de Brujas y de San Agustín y la reubicación de las numerosas líneas de autobuses que confluyen en esta última plaza.
De momento, la intervención que ha llevado a cabo la Concejalía de Desarrollo Urbano en esta calle ha servido para pacificar el tráfico y ganar espacio para los peatones que podrán sentarse en una de las once sillas antibotellón instaladas en la zona . La eliminación de estos bancos individuales y su sustución por bancos más grandes impulsada para promover la socialización por el concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarrià, no ha llegado a tiempo a la remodelación de San Vicente, un proyecto heredado del anterio gobierno municipal, como la reurbanización de Hernán Cortés y Cirilo Amorós. Comerciantes de la zona como Vicente Pérez, dueño de un establecimiento de tejidos y complementos de indumetnaria fallera de Periodista Azzati valora la intervención y confía en que sirva para dinamizar la zona, donde se han cerrado muchos negocios. "Hace ocho años estábamos solos y ahora se empieza a ver más movimiento". "La calle ha mejorado mucho su imagen".
Para agilizar el proyecto se ha renunciado a poner arbolado en las dos aceras porque obligaba a trasladar los servicios y canalizaciones al centro de la calle, lo que encarecía la obra y dilataba los plazos. En vez de arbolado en una de las dos aceras solo habrá maceteros.
