El olor del jamón ibérico de bellota se interponía entre los compradores que paseaban ayer por el Centro Comercial de Nuevo Centro. Se trataba de la celebración de la IV Edición del concurso Ciudad de València, del que Levante-EMV es el diario oficial, que el murciano Abraham Cambres, de Alcantarilla, Murcia, salió vencedor no sólo de la prueba general donde los concursantes debían cortar, a ojo, un plato de jamón que no excediese los 100 gramos de jamón, sino que también se coronó con el mejor plato artístico.

El murciano es un habitual de los concursos de cortadores de jamón y recientemente ya había obtenido varios premios, entre ellos el prestigioso 'Cuchillo Jamonero de Oro' de Monesterio, en Extremadura.

Asimismo, el Concurso Ciudad de València organizado por la firma Castro y González, de la mano de la distribuidora en València, Diniba, dejó otros dos clasificados: José Alcobendas, de Córdoba, y Joel Durán, recién llegado de Girona. Juan Antonio Barbero, de Cáceres y Luis Carmelo Sánchez completaban la plantilla de concursantes.

Enrique Ballesteros, gerente de esta empresa distribuidora de los productos de Castro y González en la Comunitat Valenciana, quiso explicar la "belleza" de ésta actividad que pretende reconocer como profesión con la celebración de concursos como el acontecido ayer: "Un buen cortador es aquel que consigue despertar en el comensal experiencias con el olor de cada cortada".

Según Enrique, la inquietud por profesionalizar el sector del cortador de jamón nace tras la búsqueda de tornar al corte tradicional que la tecnología y las nuevas máquinas del sector de la charcutería destronó.

Así, un jurado formado por Aurelio González Castro, director adjunto de la firma Castro y González; Miguel Ángel Abril, campeón de España de cortadores de jamón; Alfredo Tell, director de Nuevo Centro; César Ballesteros, adjunto a la dirección de Diniba; Roberto Díaz y Víctor Boronat, cortadores profesionales, valoraba la rectitud del corte, el tamaño de la loncha (que no debía exceder los cinco gramos), la presentación y creatividad de los platos, así como la propia presencia del cortador. César Ballesteros explicó que: "Tenemos que mostrar al público que busca vivir una experiencia única con nuestros jamones su calidad, desde el sabor de la carne, hasta la presencia de la persona que lo sirve".