Descontrol, cambio de fechas, caos, quemas clandestinas nocturnas y ochocientas multas por quemar fuera de los horarios previstos. Este es el resumen que hacen los arroceros de la temporada de quema de la paja del arroz, que este año se ha programado en fases para no contaminar las poblaciones del entorno de la Albufera y que a día de hoy aún está en marcha, cuando lo normal es que esto se hubiera realizado entre septiembre y octubre.

Aunque no está consensuado que la contaminación de València sea consecuencia de la quema de la paja del arroz (el ayuntamiento asegura que es así y los agricultores apuntan al tráfico), la Conselleria de Medio Ambiente ha programado este año dicha quema en tres fases consecutivas y precisamente esta semana comienza la última de estas tres fases.

Además, los problemas de polución de València, donde se han decretado por primera vez en la historia diez días consecutivos de alerta por contaminación atmosférica, han hecho que el calendario de quemas cambiara con frecuencia e incluso varias veces en un mismo día.

Eso ha convertido este proceso, que generalmente dura un mes (entre septiembre y octubre) en un "caos" y en un "descontrol", dicen los agricultores, un caos que las fuerzas de seguridad (Guardia Civil, Policía Local y Guardería del Parque Natural de la Devesa) han tratado de resolver imponiendo ya 800 multas por incumplir horarios, generalmente.

Es más, algunos agricultores, hartos de esperar y no poder inundar los campos, se han lanzado a realizar quemas clandestinas por las noches, una actividad completamente prohibida que se ha registrado al menos en las poblaciones de Albalat y Sollana y que está siendo investigada también por las Fuerzas de Seguridad.

Campos sin inundar

Así lo confirmó, al menos, el presidente de la Asociación de Regantes de Sueca y secretario de la Junta de Desagüe de la Albufera, José Fortea, que asegura que el daño que se está haciendo a los arroceros es muy grande, porque en su término municipal, por ejemplo, el 80% de la paja sigue en los campos y no es posible inundar, algo que ya debería estar en marcha en estas fechas.

A su juicio, las quemas clandestinas por las noches no es un asunto que se pueda perdonar porque es completamente ilegal, pero cree que el grueso de las denuncias, que tienen que ver con los horarios, hay que quitarlas.

En este sentido, el presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado, explicó que la quema este año ha sido "un caos, un auténtico descontrol" que ha generado estas situaciones y ha abocado a los agricultores a incumplir los horarios previstos por la conselleria.

Según Aguado, "en el mes de diciembre los días son más cortos, hay más humedad y la paja arde mucho peor, más lentamente, por lo que suele ocurrir que empieces a quemar en la hora prevista pero no hayas terminado a la hora establecida, y lógicamente no vas a llamar a los bomberos para que venga a apagarla".

Haciendo una reflexión general sobre el asunto, Aguado asegura que "fuimos con buena fe y nos hemos equivocado todos". Así pues, cree que para el año que viene hay que darle una vuelta a esta situación. "Habrá que meditar y decidir, porque si los agricultores deciden no quemar, el problema será gordo", advierte.