Se han quedado a las puertas del primer premio, pero saben que serán uno de los belenes más visitados. Porque si algo sabe hacer Duque de Gaeta es tocar la tecla para que todo lo que hacen tenga interés. Y eso es lo que pasa con su belén de libre diseño. En esta modalidad, lo que prima es la imaginación y trasladar las escenas bíblicas de la natividad a un contexto que nada tiene que ver. En esta ocasión, los falleros que preside Marcos Soriano han trasladado ese misterio al ayuntamiento, en el que sus concejales más conocidos son los protagonistas.

La maqueta del edificio consistorial llama la atención nada más empezar por el hecho de que incluso la iluminación navideña es la misma que se ha instalado en las fiestas de este ejercicio. En la calle que da a la fachada llegan los Reyes Magos farfullando porque tienen que llegar en bicicleta, con lo que anuncian que el concejal Grezzi recibirá carbón. Y la escena de Anunciación es el anuncio, nunca mejor dicho, de que el belén municipal grande se traslada a la Plaza de la Reina, y lo hace en un camión de Fogasa.

A partir de ahí, todos los protagonistas de la corporación tienen su alter ego de fieltro. Incluyendo el transformado Taller de José en el de Giuseppe (Grezzi) para reparación de bicicletas, Pere Fuset pisando charcos mientras se produce «La Huida» de sus hombres de confianza Amadeu Mezquida y José Acosta, El concejal Félix Crespo y su asesor Juan Pedro Gómez del PP (Paralizamos Proyectos), Sandra Gómez preside vestida de Ruth semanasantera y en la pasarela de moda de Amparo Picó y Fernando Giner en Ciudadanos (o «Composturas») no falta ni su asesor Paco Varea vestido de granadero.

Los detalles incluyen incluso los bancos del ayuntamiento pintados con la bandera arco iris de la diversidad. Hasta funciona el reloj del carrillón, pero con una salvedad: «le hemos puesto segundero, que en el verdadero no tiene, pero es la forma de demostrar que funciona». Son un total de 160 figuras elaboradas con fieltro (los personajes no son retratos, sino caricaturas que recuerdan a los protagonistas por rasgos), pero Marcos Soriano ya sabe que «todos los grupos políticos han anunciado que vendrán a verlo». Es, en esencia, una falla convertida en belén, porque se basa «en la sátira, pero tirada con humor y buena intención. Todos saben de qué va su escena y la han acogido con deportividad».