Un incendio ocurrido ayer por la mañana en una antigua casa del barrio del Cabanyal, desembocó en el desalojo de varios okupas que llevaban años habitando el inmueble de forma ilegal. La intervención de varias unidades de antidisturbios de la Policía Nacional y diversos agentes de Policía Local, provocó el enfrentamiento entre los ocupantes y las fuerzas de seguridad. Como resultado de estos altercados, uno de los inquilinos resultó detenido y dos policías heridos con escoriaciones.

El fuego, cuyo foco de inicio se situó en la planta baja de la vivienda, comenzó alrededor de las 11:30 horas. Varias dotaciones de bomberos acudieron a la calle Pare Lluis Navarro, 170, para sofocar las llamas de la conocida como la Casa de los Payasos.

Tras apagar el incendio, los agentes procedieron al desalojo de los hombres y mujeres que en el momento de los hechos se encontraban en el interior de la vivienda. Uno de ellos, «que se mostró más agresivo», según fuentes de la Policía Local, fue detenido por los agentes y trasladado a dependencias policiales. Tras el desalojo, la casa ha sido tapiada.

Una vecina, que prefirió permanecer en el anonimato, explicó a Levante-EMV que el origen del fuego, al parecer, podría estar motivado por una venganza entre okupas. Al parecer, uno de los habitantes de la casa fue expulsado de ella después de que sus compañeros le acusaran de robar. Hartos también de los escándalos provocados por este individuo, decidieron echarlo del inmueble, y este, como represalia, regresó a la vivienda ocupada y prendió fuego a la planta baja. Esta hipótesis también es barajada por la policía que no descarta la venganza como móvil del fuego intencionado.

Vaivén de okupas

María vive en una casa típica y con encanto de los Poblats Marítims: planta baja, primer piso con suelos hidráulicos y buhardilla con una fachada de ladrillo cara vista y azulejos característicos de la zona. El problema es que su vivienda está justo al lado de la casa incendiada y desalojada. «Vivo aquí toda mi vida», explica a este periódico, «y esto era una muerte anunciada», se lamenta.

Ruidos, hogueras en la terraza de la Casa de los Payasos, robos de luz y agua por parte de los inquilinos ilegales, «e incluso trapicheos de droga» era la rutina diaria de esta vecina que declara que la gente de la calle «ya estamos cansados de este malvivir». Aunque María ya está acostumbrada a la presencia de este tipo de vecinos. Incluso asegura que hay algunos que son «muy educados» y que no generan ningún tipo de tensión. «En otra casa cercana hay un grupo de estudiantes, que en lugar de alquilar un piso, decidieron ocupar una vivienda y siempre se han mostrado muy respetuosos con los que vivimos a su alrededor», comenta.

Faustino Villora, portavoz de la plataforma ciudadana Salvem el Cabanyal, explicó que la vivienda desalojada «funcionaba como una especie de albergue en el que se alojaban okupas llegados de todas las partes del país e incluso de Europa». Este vaivén de gente, unido a los graves problemas de convivencia derivados del «comportamiento poco cívico» de algunos de ellos, hizo de esta casa un verdadero eje de problemas.

Esta casa típica de los Poblats Marítims pertenece al ayuntamiento de València y se encontraba en un evidente estado de abandono. Según Salvem El Cabanyal, en la zona existen varios centenares de casas de propiedad municipal y «no existe un plan de rehabilitación y mantenimiento de estas viviendas», lo que genera además de problemas de convivencia, una pérdida importante de patrimonio ya que que algunas son tesoros arquitectónicos.