El barrio chino de València y por extensión el barrio de Velluters ha vuelto a los peores años de prostitución y droga. Si hace un par de años se pensaba en la eliminación de este rincón marginal situado a escasos metros del corazón turístico de la ciudad, en la actualidad el problema se ha agravado hasta el punto de volver a tener imágenes como las de los años ochenta y noventa, con toxicómanos pinchándose por los portales y descampados, jeringuillas en los parques infantiles, furgonetas de Cruz Roja repartiendo preservativos y jeringuillas y degradación en un buen número de calles donde viven vecinos todavía incrédulos con lo que esta pasando. Dicen que la centrifugación de problemas en el Cabanyal ha tenido un efecto muy negativo en este punto.

Por lo que se refiere al diagnóstico de la situación, María José Volta, secretaria de la Asociación de Vecinos de Velluters, lo tiene claro: «Todo lo que habíamos conseguido se ha perdido otra vez». Según dice, de unos meses a esta parte «ha llegado mucha prostituta toxicómana» y toda una corte de drogadictos, camellos y proxenetas que las acompañan, lo que va cambiado el perfil de la prostitución en el barrio, con predominio de mujeres extranjeras.

Eso significa que al barrio han vuelto escenas ya casi olvidadas, como los toxicómanos pinchándose en los solares e incluso en los portales de las fincas, jeringuillas en los parques infantiles y un fuerte incremento de la delincuencia en los alrededores. «Cuando la gente necesita droga y no tiene dinero, roba», dice María José Volta.

Presencia de Cruz Roja

Hay, además, un elemento que visualiza muy bien la situación que vive Velluters y es que la Cruz Roja ha vuelto al barrio con sus furgonetas para repartir preservativos y cambiar jeringuillas.

Según ha explicado la propia institución, este proyecto se lleva a cabo con la financiación de la Conselleria de Sanidad y tiene como objetivo «mitigar los efectos de las adicciones en la salud de las personas más vulnerables».

En concreto, los voluntarios y trabajadores de Cruz Roja retiran jeringuillas usadas y se ganan el afecto de los toxicómanos para «aminorar los efectos del consumo de drogas». También se coordinan con los servicios de limpieza municipales para retirar las jeringuillas que se quedan en los jardines de la zona, de manera que «nadie se pueda pinchar», precisan las fuentes.

En cuanto al motivo que ha generado esta situación, María José Volta no tiene una única razón, pero cree que «al limpiar el Cabanyal mucha gente se ha venido por aquí». «Está claro que cuando se limpia una zona, lo que hacemos es trasladar los problemas a otra. Y en este caso está pasando que por cumplir un objetivo político en el Cabanyal, dejan caer a Velluters», explica.

Y en cuanto a las soluciones, la dirigente vecinal no las ve por ninguna parte. Asegura que los toxicómanos «están muy cómodos aquí», ya que «no hay apenas presencia policial en el barrio». «Tenemos la sensación de que después de mucho esfuerzo el ayuntamiento nos ha dejado caer», lamenta.