Esta semana se retomó la limpieza del Colector Norte de València, la infraestructura que recoge parte de los residuos de la red de saneamiento de la ciudad. Un tapón generado por las toallitas arrojadas a los inodoros estuvo a poco de colapsar el sistema, y desde septiembre, los trabajos por extraer el atasco de más de un kilómetro de longitud no han cesado.

La limpieza, que hasta ahora solo se realizaba desde la Ciudad de las Artes y las Ciencias, comenzó a ejecutarse también desde el lado de la depuradora de Pinedo. Aquí, en lugar de la extracción por bombas, se realiza de forma manual con rastrillos a través de los pozos que conducen a la depuradora.

El Colector Norte, situado en el último tramo del Jardín del Túria, funciona sin estar a pleno rendimiento. La parte que recoge las aguas pluviales está limpia, pero en el colector de aguas fecales los trabajos todavía se suceden, pese a que los residuos sí que pueden discurrir. Hasta ahora se han sacado más de 900 toneladas, y aún así, «no hay fecha de finalización de los trabajos dado que no se puede predecir lo que puede aparecer», aseguró el concejal del Ciclo del Agua del ayuntamiento de València, Vicent Sarrià.

«Esta semana se han retomado los trabajos ya que los operarios cesaron la limpieza la semana pasada, además de por las fiestas, por la amenaza de lluvia», indicó Sarrià, y subrayó el riesgo al que podrían estar expuestos que el colector canaliza las aguas residuales pero hace lo propio con la de la lluvia. Por ello, «no se puede programar la finalización, es algo muy laborioso que se rebaja y extrae sucesivamente», explicó.

En términos económicos, solo hasta noviembre ya se había alcanzado el presupuesto total del contrato firmado con la empresa ejecutora de la limpieza: 2 millones de euros. Será en la próxima certificación, durante el próximo trimestre, cuando se sepa a cuánto ha ascendido desde entonces.

Solución a los lodos

Por otra parte, la concejalía del Ciclo del Agua está trabajando en la paliación de los malos olores que generan los lodos en la desembocadura del cauce del Turia. Este año comenzarán a tratarse, aunque Sarrià no determinó la fecha de inicio. «Será un tratamiento biológico que deshaga la materia orgánica del fondo del río», afirmó. Otra opción sería secar el río y sacar los fangos con máquinas, porque nunca ha sido dragado. El calor provoca que los lodos fermenten y provoquen gases que eliminan el oxígeno, por lo que no crece vegetación ni los peces sobreviven. Las filtraciones de agua limpia que la concejalía ha hecho para compensar el mal estado del lugar ha tenido cierto éxito: los peces han vuelto a nadar en el agua y la zona tiene mejor aspecto, aunque es una solución «paliativa».