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Los contrastes de la ciudad

El lugar donde el jazz y el silencio se dan la mano

Dos casas del conjunto de la Alquería de Coca son una factoría de nuevos talentos musicales Las otras, del ayuntamiento, están sin uso y degradadas

Las dos alquerías de Coca propiedad del ayuntamiento, sin uso y degradándose. j. b. r. j. b. roig

Faitanar es uno de los pueblos de la ciudad de València más desconocidos. Quizá porque ni siquiera alcanza la condición de población, ya que es una zona de huerta entre Xirivella, Picanya, Paiporta y Alfafar salpicada de alquerías, sin un núcleo urbano definido. Administrativamente depende de La Torre, que a su vez lo hace del «cap i casal». Un grupo de cuatro casas de labranza, denominada Alquería de Coca, sobrevive en lo que hoy es el nuevo barrio de Sociópolis, todavía en una primera fase de construcción. En este pequeño enclave se instaló a finales de 2013 el colectivo Sedajazz, la factoría de jazz más importante de València, reconocida en el ámbito europeo y dirigida por Francisco Ángel Blanco «Latino». Pero mientras la música suena sin parar en dos de los edificios, en los otros el silencio es el vecino incómodo de los alumnos de la escuela, con otras dos casas sin uso; incluso una de ellas amenaza ruina inminente.

La Alquería de Coca se llenó de música después de que el Estado rehiciera dos alquerías privadas que derrumbó por error en el mismo enclave. Pensaban que estaban afectadas por el límite de afección de la V-30 y ordenaron su demolición. Comprobado el disparate, las volvieron a levantar y desde finales del año 2013 son la sede del colectivo Sedajazz. Talento, creación, formación y divulgación se dan de la mano en este centro de referencia internacional.

Sin embargo, los músicos de Sedajazz comprueban cada día como las alquerías vecinas continúan degradándose. Ambas son del Ayuntamiento de València y sí están afectadas por la V-30, pero mientras el consistorio reclama a Fomento que aclare si puede llenarlas de vida, el paso del tiempo las mantiene cerradas. Una de ellas fue restaurada en parte con dinero del Plan E de Zapatero y hoy sirve de pequeño almacén del Consell Agrari Municipal. La otra, tapiada, prácticamente se cae a trozos. Urge un proyecto atractivo que permita su completa recuperación.

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