Los alumnos del Colegio Público Santo Ángel de la Guarda comenzaron ayer su segundo trimestre escolar en nuevas aulas: los barracones provisionales hasta que se construya el nuevo centro en el emplazamiento que ahora abandonan y que albergó el viejo Cuartel de Ingenieros. La previsión para la reurbanización de esta parcela es de tres cursos, durante los que asistirán a clase en el terreno habilitado para las aulas prefabricadas junto al Hospital Peset.

El director del AMPA del centro, Antonio Bartual, valoró el cambio de forma «muy positiva» porque «el colegio ha sido liberado del frío cemento de lo cuarteles militares». Para Bartual así como para el colectivo de padres que representa, los barracones suponen el primer paso hacia la construcción de un colegio «que lleva bloqueado más de veinte años», desde que en 1996 los militares abandonaran este enclave valenciano.

Según las previsiones generales del AMPA, los tres cursos que los alumnos pasarán en las aulas prefabricadas pueden convertirse en cuatro años para que se licite y construya un centro que acoja a los 298 alumnos que ahora cambian de barrio para asistir a las clases.

La Conselleria de Educación ha subvencionado cuatro autobuses escolares para trasladar a los 214 niños que así lo han solicitado desde la Raiosa, barrio original del centro, hasta Favara, en el distrito de Patraix. Entre ambas localizaciones hay 1,6 kilómetros de distancia, un recorrido que en autobús supone 15 minutos.

El AMPA exigió al consistorio el acondicionamiento del nuevo recinto, y solicitaron que se realizara un control de plagas por parte de los servicios municipales. Además, los padres ya han comenzado las gestiones para que se proporcione iluminación a las pistas deportivas y se cubran las vallas que rodean el centro, para preservar la intimidad de los escolares, y demandaron la instalación de más zonas de sombra.

A todo ello se comprometió el ayuntamiento, que también ha desbrozado y desratizado el terreno.

Un colegio a largo plazo

Bartual explicó que en los próximos cuatro meses se espera derribar las instalaciones militares, un proceso que servirá de preámbulo para licitar las obras de urbanización de la parcela, la venta de los solares, la edificación de viviendas y de un parque y, por último, la construcción del colegio.

Bartual quiso reconocer «el esfuerzo del equipo directivo para poner el colegio en marcha» y aseguró que los detalles se ultimarán en los próximos 15 días. Ayer los alumnos tuvieron unas jornadas de adaptación para conocer la nueva distribución del centro.