El popular sant Antoni del Porquet, cuya medalla reparte Levante-EMV este miércoles entre sus lectores, nació en tierras egipcias a mediados del siglo III de nuestra Era. Joven escuchó en una iglesia cristiana de Coma la revolucionaria y radical propuesta contenida en Lucas 28,22 de que para alcanzar la perfección había que venderlo todo y seguir a Jesús, y así lo hizo. Se retiró a una cueva junto a rezar y hacer penitencia. Alcanzó pronto fama de santidad y en su derredor surgieron nuevos ermitaños. Se le considera el fundador del monaquismo, aunque luego este movimiento fuera todo lo contrario a su austeridad.

De su vida sabemos fundamentalmente lo que de él escribió san Atanasio y comentó san Agustín. La Iglesia Católica Oriental u Ortodoxa , más espiritual que la Latina, pronto le consideró santo. A la Iglesia de Roma le costó más reconocerle, no sería hasta el siglo el siglo IX cuando iniciaría su veneración.

A Castilla y Navarra llegaría su culto en los siglos IX y XII, en el XIII aterrizaría san Antonio Abad en los Estados de la Corona de Aragón desde las tierras hermanas. En origen sería la Orden Agustina la promotora de la fama del santo. Luego ya serían los Antonianos, dedicados éstos a fundar hospitales por todas partes y a curar el "mal de fuego o mal de san Antonio", la erisipela. El de Valencia lo montaron en la calle Morvedre, donde funcionaron muy bien hasta que en el XVIII la misma Roma los suprimió, dejó sin funciones y propiedades.

Donde hoy están los salesianos y la parroquia de san Antonio Abad, estaba el convento antoniano, donde el día del santo los labradores de la huerta llevaban sus caballerías a bendecir y a "rodar la olivera". Miguel de Cervantes da cuenta de esta curiosa costumbre en El Quijote. San Antonio dejó de ser el curador de enfermos difíciles por esta razón y le endosaron el cargo de protector de animales, porque en vida vivía rodeado de animales que le defendían a él al tiempo que éste les curaba. Cerrado el cenobio entró en ruina y lo compró la Congregación Salesiana en 1868 para colegio. Después de guerra el templo monacal se convirtió en iglesia parroquial donde aún hay algunos vestigios pictóricos de su valía histórica

Recuerdo de ello se ha quedado en su iconografía el porquet, el cerdito, que fue el ardid de los antonianos para sacar pasta para atender sus hospitales. Tenían cerdos, que dejaban ir por las calles para que la gente les alimentara, y luego venderlos. La campaneta del porquet era la señal con la que los frailes advertían a los ladrones que aquellos cerditos en crecimiento eran intocables.

Es muy popular el santo en toda España, especialmente desde el siglo XVI. En Trigueros, Huelva, cuyo actual obispo José Vilaplana es valenciano, por aclamación afiliaron al santo a UGT por su desprendido corazón de venderlo todo de joven y repartirlo entre los pobres. Su carnet oficial reza: "Nombre: Antonio Abad. Edad: 101 años. Profesión: Santo. Vecino de Trigueros". Lo siguen sacando en procesión con el carnet sindical. En guerra eso le salvó de acabar en la hoguera.

Es un santo muy retratado, nuestro paisano José Ribera hizo varios lienzos de él cuando residía en Nápoles y pintaba en serie obras que enviaba a España. Un retablo precioso suyo es el del lío de Sijena, entre Aragón y Cataluña.

Los creyentes le rezan impetrando favor para sus animales con una oración propia y larga en la que solicitan: "€.salud, que no sufra ni padezca, que no este triste, que no le falten las fuerzas, que no sienta dolor ni angustia, que no se sienta solo, y que siempre tenga a su lado alguien que le cuide con amor€. no permitas que nada ni nadie le cause daño, ni que se pierda o lo roben, yo le quiero como un miembro más de la familia y siempre estaré a su lado dándole todo mi cariño y cubriendo sus necesidades."