El pleno del Ayuntamiento de València aprobó ayer la declaración de la festividad de la Virgen de los Desamparados como Bien de Interés Cultural (BIC) y Fiesta de Interés Turístico de la Comunitat Valenciana. La propuesta partió del grupo Ciudadanos y fue apoyada por el PP y dos de los tres grupos del equipo de Gobierno, ya que València en Comú rompió por primera vez la unidad de voto y se abstuvo en la votación final. A juicio de su portavoz, María Oliver, se está produciendo «una banalización» de los BIC, una figura reservada, asegura, para el «patrimonio que está en peligro», que «no es el caso».

En la presentación de la moción, la concejala de Ciudadanos Amparo Picó admitió que «España es un país laico» y respetuoso con todas las culturas, pero de la misma manera defendió «el patrimonio histórico, las fiestas y las tradiciones», como es el caso de la festividad de la Virgen de los Desamparados, patrona de València.

«Creo que es justo poner en valor una fiesta que va más allá de una manifestación religiosa para ser un sentimiento», dijo Picó, que recordó, además, la devoción que existe también fuera de la capital, lo que se traduce, en ultima instancia, en un beneficio turístico, social y cultural del que pueden beneficiarse todos los valencianos. Por ello cree, finalmente, que hay que proteger esta fiesta sin entrar en «intereses partidistas».

Por su parte, el concejal del PP Félix Crespo compartió estos argumentos y añadió la necesidad de consultar al Arzobispado para hablar de los actos que organiza directamente la Iglesia.

En términos generales, la propuesta de Ciudadanos fue bien acogida por el equipo de Gobierno. «Lo vemos bien», dijo el concejal de Fiestas Pere Fuset al inicio de su intervención. Ven bien la declaración como fiesta de interés turístico porque «viene mucha gente» y aceptan también la declaración BIC, pero con matices, precisó.

Según Fuset, es necesario especificar los elementos que se protegen, ya que muchos son organizados por la Iglesia. Sería algo similar a lo que está pasando con la Procesión Cívica del 9 d´Octubre, de la que se protege todo el recorrido excluyendo la parada en la catedral, anulada por el actual equipo de Gobierno municipal.

Fuset aprovechó la ocasión para anunciar mejoras en la fiesta, como por ejemplo la «Dançà», que se va a multiplicar por cuatro «para que todo el mundo pueda participar». Y destacó la necesidad de introducir algunos cambios en la fiesta para evitar incidentes como los del año pasado.

A estas palabras del portavoz ocasional del equipo de Gobierno Amparo Picó respondió con un agradecimiento, ya que, según dijo, «esta moción la hemos preparado con mucho trabajo y mucha devoción».

El acuerdo, por tanto, parecía total. La sorpresa, sin embargo, saltó a la hora de la votación, pues la unanimidad mostrada durante el debate la rompió uno de los tres socios de Gobierno, València en Comú, cuyos tres concejales se abstuvieron.

Unidad de voto

Es la primera vez que se rompe la unidad de voto en el equipo de Gobierno y todo parece indicar que estaba pactado de antemano. Según su portavoz, María Oliver, antes del pleno ya habían acordado con sus socios de Compromís y el Partido Socialista no intervenir en el debate y luego abstenerse en la votación, ya que de esa manera no darían pie a la oposición de destacar esa disparidad de criterios, disparidad que según Oliver, se ha entendido bien en el equipo de Gobierno.

Para la portavoz de València en Comú «se está produciendo una banalización del Bien de Interés Cultural» e incluso una «utilización política» de este tipo de declaraciones. En su opinión, «el BIC se ha creado para proteger el patrimonio que está en peligro», y «este no es el caso».

«Si tenemos que hacer un BIC por el simple hecho de presentar una moción, lo único que estamos haciendo es cargar de trabajo a la administración sin necesidad», dijo Oliver, que recordó que en València ya hay 75 BIC.