Hagan la prueba. Súbanse a la bici un fin de semana, tomen los itinerarios del Jardí del Túria o cualquiera de los carriles bici repartidos por la ciudad y visiten La Marina de València. Se sorprenderán de la cantidad de ciclistas que acuden a la zona portuaria y a la playa pedaleando. La Marina le ha puesto cifra y asegura que son millones de usuarios los que acuden anualmente a sus instalaciones de manera sostenible, disfrutando de las ventajas que tiene recorrer todo el recinto sobre ruedas.

Las cifras de La Marina se hacen públicas después de conocer que el anillo ciclista ha disparado el uso de la bici un 50 % en el resto de la red ciclista. Uno de los puntos que ha mejorado mucho es la avenida del Puerto, principal vía para acceder a La Marina, con un 27 por ciento más de usuarios en días laborales. A pesar de contar con uno de los peores carriles de la ciudad por sus continuos desniveles (este año se bajará a la calzada el tramo final como resultado de los presupuestos participativos), es también uno de los más usados. En días festivos o fines de semana suelen formarse hileras de hasta 10 bicis esperando el verde en los semáforos.

Un estudio realizado recientemente por la consultoría AtAdlerAdvisory en dos áreas concretas del recinto público, el Tinglado 2 y la zona de acceso por el Paseo Marítimo, demuestra que un 38´4% de las personas que visitan cada día la dársena pública son ciclistas. Y ya son casi tantos como los que eligen el coche para acercarse a la fachada marítima, puesto que los usuarios de vehículo motorizado representan el 41 % de los desplazamientos, según el mismo informe.

El estudio realizó conteos de las personas que transitaban entre las 8 de la mañana y las 20 horas en los dos puntos controlados y se clasificaron según el sexo, la forma de llegada y el tamaño del grupo. El informe, encargado por el Consorci València 2007, gestor de La Marina de València, asegura que por el Tinglado 2 llegan a pasar hasta 5 bicicletas por minuto y se ha convertido en el segundo espacio más transitado en bici de la ciudad, después de la calle Xàtiva, donde se han registrado picos de más de 3.000 usuarios diarios.

"Estos datos refuerzan el auge que ha experimentado el uso de la bicicleta en muchas ciudades durante los últimos años. La movilidad sostenible es uno de los objetivos del plan de mejora de espacios y usos de La Marina de València. Una de las finalidades es fomentar el uso de la bicicleta como medio preferencial para llegar a La Marina y para moverse dentro del recinto marítimo, una opción idónea por su estructura espacial, muy longitudinal y de gran amplitud", explica la entidad en un comunicado.

Por ello y con el objeto de promover la bicicleta, el Consorcio València 2007 ya está iniciando diversas acciones: la adecuación de 500 metros de carril bici entre el edificio del Reloj y el acceso desde el Paseo Marítimo; la instalación de 175 horquillas para el aparcamiento seguro de bicicletas, distribuidos en 30 puntos de estacionamiento, y de señales informativas del tiempo de desplazamiento en bici de un punto a otro del distrito marítimo.

El éxito de los desplazamientos a La Marina hace aún más visible el problema que València en Bici denunció hace unas semanas y por el que pide una solución: La ausencia de una conexión digna entre el Jardí del Túria y la calle Ibiza, con La Marina a través de Joan Verdeguer. Actualmente las vías del tren rompen los itinerarios y no hay señalización para indicar los desvíos.

En pro de un espacio "más humanizado", se pretende reducir también el uso del coche dentro de La Marina para mejorar el bienestar y la seguridad de los viandantes, sin generar ningún efecto negativo sobre el 41% de visitantes que llegan en coche o en taxi. Todas estas iniciativas se engloban en el plan estratégico de la dirección del Consorcio, inspirado en proyectos rentables a escala humana, desde la economía local y al servicio de las personas.

"El uso de la bicicleta comporta beneficios tanto para sus usuarios como para la ciudad. En primer lugar, es el medio de transporte más rápido para los movimientos urbanos de distancias cortas y el transporte más eficiente y sostenible en términos energéticos y medioambientales. El uso de la bicicleta ayuda también al ahorro en costes de desplazamientos, así como mejora el bienestar de los residentes al incrementar el espacio público disponible y las relaciones interpersonales. Y además, ir en bicicleta constituye uno de los ejercicios más beneficiosos para la salud, reduciendo el estrés y aumentando la esperanza de vida, la felicidad y la productividad de los que escogen moverse pedaleando", señala el infrome.