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Un 30 % de hogares vive en la pobreza

Las áreas de los Centros Sociales de Quatre Carreres, Campanar, Trafalgar y Salvador Allende son las que necesitan una «acción urgente» de instituciones

Un 30 % de hogares vive en la pobreza

Quatre Carreres, Campanar, Trafalgar y Salvador Allende (distritos de Saïdia, Rascanya y Poblats del Nord) son las cuatro áreas de «acción urgente» en las que el Ayuntamiento de València ha detectado una elevada proporción de hogares en situación de grave riesgo de pobreza y exclusión social. Esa es una de las principales conclusiones del Diagnóstico Social de la Ciudad de València 2017, elaborado por la Concejalía de Servicios Sociales que dirige Consol Castillo y la Universitat de València, a partir del estudio de las áreas alrededor de los 11 Centros Municipales de Servicios Sociales.

Según esta investigación, un 20,64 % de los hogares de València (equivale a 67.360 viviendas o 163.428 habitantes) está por debajo del umbral de la pobreza y un 7,58 % lo está en situación de pobreza severa (24.725 hogares o 59.986 vecinos). Además, un 26,7% (87.023 casas o 211.133 personas) está ubicado en el espacio social de vulnerabilidad, donde de prolongarse los efectos de la crisis y los recortes sociales pueden deteriorar las condiciones de vida hasta situarse por debajo del umbral de pobreza y exclusión.

Las cuatro zonas de acción urgente citadas reflejan una mayor tasa de paro y una elevada proporción de su población ocupada en trabajos precarios, temporales o a tiempo parcial. Según el estudio, «dado el deterioro material tanto en términos de ingresos como de carencias de diversa índole, así como el perfil sociodemográfico de la población, es altamente recomendable la intervención de las distintas administraciones del Estado», no sólo del ayuntamiento.

Olivereta, Patraix, Malva-rosa, Natzaret y Sant Marcel·lí son áreas «en proceso de deterioro» si no se actúa. En Natzaret se observa «una mayor percepción de deterioro en las condiciones de la vivienda (presencia de goteras, humedades...) o de problemas en el entorno de la vivienda como en Malva-rosa o Olivereta.

Benimaclet o Ciutat Vella, por su parte, quedan englobadas en las áreas de «acción de refuerzo», donde no se observan niveles de deterioro material elevados, lo que no implica que no existan hogares en situación de vulnerabilidad.

La investigación, dirigida por el profesor y doctor Raúl Lorente con un equipo de profesores del Departamento de Sociología y Antropología Social (Verónica Ramírez, Víctor F. Climent, Anna Giulia Ingellis y Adoración Guamán), ha constado de dos fases. La primera dedicada al análisis sociodemográfico para observar cómo había evolucionado la población en los últimos años y cómo se configuran diferentes tendencias poblacionales respecto a personas mayores, menores, jóvenes o mujeres en las 11 zonas correspondientes a los centros de Servicios Sociales.

La segunda fase completa la anterior y se basa en los resultados de una encuesta que ha buscado conocer las características de la población, las necesidades sociales existentes y qué nuevos colectivos vulnerables exsiten. Además, se ha indagado en la medición de la pobreza y la exclusión social, y en la forma en que las personas organizan sus vidas para poder hacer frente a las necesidades y así resolver sus problemas.

Esta encuesta se ha realizado a más de 1.600 personas que han informado de su situación y de la de sus familias, con lo que se ha contado con datos de más de 4.200 personas. Para ello, se ha elaborado una muestra que ha buscado ser representativa. «No era suficiente tener datos del conjunto de la ciudad», sino que para el estudio «necesitábamos saber qué ocurre en cada una de esas once zonas», explicó la edila Consol Castillo.

Este diagnóstico es «importante» para Castillo porque desde el año 2004 no se había desarrollado ninguna investigación específica como esta. «Desde la concejalía tuvimos claro desde el principio que si queríamos desarrollar políticas verdaderamente ajustadas a la gente, teníamos que conocer qué ocurre en la ciudad», añade la concejala. «Además, nos importa destacar que no es posible planificar bien si no se cuenta con datos objetivos, veraces y actualizados de la realidad sobre la que se desea intervenir», añade.

Según los resultados del reciente informe, se requiere «la actuación desde la esfera pública de manera urgente, creativa e innovadora para revertir las tendencias que están afectando de manera negativa a un amplio sector de la población en la ciudad».

Una de las principales conclusiones que se extraen del diagnóstico es que en València se observa una intensidad desigualdad en los ingresos de los hogares. Esta desigualdad se ha visto acompañada por un proceso de concentración de las situaciones de pobreza. Las áreas de Salvador Allende y Quatre Carreres presentan una proporción de hogares por debajo del umbral de pobreza muy por encima de la media de la ciudad alcanzando a un tercio de los mismos con un 32,5% y 31,6, respectivamente. Le sigue Campanar con casi el 24 % y Olivereta con el 22,5 por ciento. La zona con máxima pobreza extrema es Salvador Allende con el 12,7% de hogares, seguida de Quatre Carreres (11, 2%) y Campanar (10,7%).

Uno de los datos más alarmantes del informe es la elevada tasa de desempleo entre los habitantes de la ciudad, en torno al 24,4%, siendo la tasa de paro femenina ligeramente superior a la masculina. El prolongado tiempo que la población se mantiene en situación de paro, así como la muy probable inestabilidad y precariedad en el empleo se refleja en la bajísima tasa de cobertura de las prestaciones por desempleo. La tasa de desempleo juvenil es ciertamente elevada entre las distintas edades, llegando hasta el 35,8% en la población entre 16 y 29 años.

Otra de las conclusiones es que el 26,8 % de los hogares con algún menor de 16 años se encuentra por debajo del umbral de pobreza y revela que es especialmente preocupante la proporción de hogares que manifiestan tener dificultades para asumir gastos relacionados con la educación. También, en torno al 12% de los hogares con integrantes jóvenes tienen problemas para hacer frente a gastos de transporte, deporte, cultura, ocio y tiempo libre para los jóvenes integrantes del hogar.

Ingresos menores a 451 euros

El estudio también muestra la intensa desigualdad entre los ingresos de los hogares. Con una media de ingresos de 1.672 euros al mes, el 10 % de las casas dispone de menos de 646 euros, mientras que otro 10 % percibe entre 3.000 y 6.000 euros al mes. La diferencia es de nueve veces entre los extremos de los ingresos calculados. Además, el 5 % de los hogares más pobres tienen unos ingresos mensuales inferiores a 451 euros y el 25% disponen como máximo de 1.000 euros al mes.

Se dan ciertas variaciones en los indicadores de bienestar que requieren especial observación en cada caso. Así en Natzaret se observa una mayor percepción de deterioro en las condiciones de la vivienda, con la presencia de goteras o humedades. La percepción de problemas en el entorno de la casa se da más en las áreas de la Malva-rosa y l´Olivereta. Por tanto, «en estas áreas es necesario establecer líneas de trabajo prioritarias orientadas a atender, además del nivel de deterioro material, problemáticas específicas que afectan las condiciones de vida de la población en cada una de ellas».

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