El Ministerio de Fomento ha adjudicado por 19,5 millones de euros la construcción del tercer carril de la autovía V-21 entre el Carraixet y València. Consuma así la ampliación de esta vía en contra del criterio del Ayuntamiento de València, cuyo equipo de Gobierno se había opuesto a esta obra por su afectación a la huerta y había presentado un plan alternativo que reducía ese impacto en un 60%. Ahora, cualquier cambio en el proyecto o la renuncia al mismo supondría una indemnización millonaria a la empresa adjudicataria.

Ya cuando el equipo de gobierno pidió en pleno la paralización del tercer carril de la V-21, a finales del año pasado, el delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Juan Carlos Moragues, advirtió de que el ministerio seguiría adelante con sus planes. De hecho, días después procedió a la apertura de las plicas. Y aunque el alcalde de València, Joan Ribó, sin consenso de sus socios de Gobierno de València en Comú, presentó un plan alternativo, ese plan ni siquiera ha llegado a debatirse. Ayer mismo Juan Carlos Moragues anunció su adjudicación a la empresa OHL por un importe de 19,5 millones de euros. El grupo que preside Juan Villar-Mir se ha hecho con la obra por haber presentado la oferta económica «más ventajosa», un 32,5% inferior al presupuesto de 28,9 millones al que salió a licitación.

Una vez adjudicado, el siguiente paso consiste en la formalización del contrato, para posteriormente poder iniciar los trabajos. El objetivo de esta actuación, según el ministerio, es aumentar la capacidad de la V-21 mediante la construcción de un tercer carril en un tramo de autovía que actualmente soporta más de 70.000 vehículos de media al día. También se pretende incrementar su seguridad vial, destacando la ampliación de una curva de radio reducido en el cruce sobre el ferrocarril, que actualmente tiene carencias de visibilidad.

Si ahora el ayuntamiento forzara esta obra, habría que indemnizar a la empresa adjudicataria con una suma millonaria, por lo que el debate se da por cerrado sin tan siquiera haber llegado a la negociación.

Apertura en Xirivella

Por otro lado, el Ministerio de Fomento puso ayer en servicio de forma provisional la calzada lateral de la V-30 situada en la margen derecha del nuevo cauce del río Turia en el entorno de Xirivella. «Desde hoy los vecinos de Xirivella van a notar una mejora sustancial en la fluidez del tráfico para acceder al municipio», señaló Moragues durante su visita a las obras para comprobar la marcha de las actuaciones junto al alcalde del municipio, Ricard Barberá, el jefe de Demarcación de Carreteras del Ministerio de Fomento, Ismael Ferrer, y responsables de las actuaciones.

Con la apertura al tráfico indicada, se eliminarán los desvíos provisionales habilitados en esta calzada, reponiendo los accesos a Xirivella desde la A-3 y la V-30. En el futuro se realizarán cortes puntuales para extender la capa de rodadura y marcas viales definitivas, así como actuaciones complementarias. Una vez puestos en servicio los viales de la V-30 continuarán las obras de excavación y acondicionamiento del paso inferior.

Esta actuación se enmarca en las obras del «Paso inferior en la V-30, kilómetro 9,030, término municipal de Xirivella», con un presupuesto de obra de 10,79 millones de euros. Con el nuevo paso se facilitará el tránsito por la zona, evitando el recorrido por 2.400 m de viales situados una zona urbana y periurbana para el elevado tráfico, con una proporción grande de vehículos pesados, que efectúa el movimiento desde la A-3 sentido Valencia hacia la V-30 sentido puerto.

Controversia política

Juan Carlos Moragues destacó que tanto la V-21 como el Paso Inferior de Xirivella son «ejemplos claros del compromiso del Gobierno por dotar de mejores accesos al área metropolitana». «Mientras otros se dedican a generar molestias y dificultades en el tráfico, otros apostamos por una mejora de la movilidad porque hay que gente que sí o sí tiene que venir en coche a trabajar en Valencia y no podemos perjudicarles»