La Semana Santa no es fácil para los noeófitos. Hay que recibir un cursillo acelerado para entender por qué cada día salen una o varias hermandades y cofradías, con o fin imagen. Al observador poco avezado, ese al que el Marítim llama a conocer esta fiesta singular, le queda la opción de aprovechar la oferta. Que desde ayer, con el prendimiento de Jesús, avanza hacia sus eventos más importantes después de una semana de procesiones más pequeñas pero, posiblemente, mas digeribles para el recién llegado.

Con todo, la jornada de hoy aún dispone de procesiones de carácter breve (en las que salen a la calle una o pocas hermandades). Pero si hay una actividad que hoy se multiplica, esa es la de la visita a las imágenes, en locales particulares o sedes sociales, convenientemente adornadas para la adoración, el rezo o la simple visión curiosa de las mismas.

La trama urbana de los Poblats Marítims hace sencillo encontrar los desfiles. Basta situarse en cualquier parte para dejarse guiar por el sonido. Cornetas y tambores se escuchan en la distancia en un barrio, por lo general, silencioso, y al poco tiempo, ya se ve el reguero de gente. Más aún si se ven las luces del coche de policía que abre o cierra el cortejo (477 agentes se reparten en las 77 procesiones de estos días).

El Viernes Santo, la jornada se divide en dos partes: la matinal, con los Vía Crucis donde las procesiones adquieren un carácter parateatral, con las representaciones de pasajes bíblicos. Además, habrá dos salidas a la playa no menos famosas. Temprano, la del Cristo del Salvador. Más a mediodía, el del Salvador y el Amparo (se llaman casi igual, pero no son los mismos). Ahí se produce el poderoso contraste de la procesión mezclándose con los bañistas que, si no vira la meteorología, tomarán las arenas por asalto.

El Santo Entierro será el acto más importante de mañana. Con una duración aproximada de seis horas, lo conveniente es asentarse en un lugar del recorrido (este año, el cortejo va «de norte a sur», desde el Cabanyal al Canyamelar y contemplar el paso, más solemne que en ningún otro momento.

A la vez, en lo que en en el Marítimo se ha considerado como una «contraprogramación», San Nicolás también celebrará su Santo Entierro, que tiene el encanto de callejear por la parte vieja de la ciudad. Especialmente el paso por el Portal de Valldigna es especialmente estético. El cardenal Cañizares estará bendecirá con su presencia esta procesión aunque, en honor a la verdad, este año sí que ha pisado el Marítimo: anoche iba a la procesión de Medinaceli.