El «monstruo» de las toallitas, un tapón de 1,1 kilómetros de longitud que atasca completamente el colector norte de la ciudad en el entorno de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, parece haberse hecho fuerte. Después de nueve meses de intenso trabajo y dos millones de euros gastados, los trabajos avanzan con dificultad, pues cada vez que amenaza lluvia hay que parar la extracción y además hay que proteger a la docena de especialistas que trabajan en la tubería, que empezaron su labor ataviados con trajes especiales y escafandras y que ahora necesitan de inyectores de aire exterior para regenerar el ambiente y evitar la acumulación de gases peligrosos. Para colmo, las toallitas no dejan de llegar, con lo cual se calcula que será necesario todo el año y al menos otros dos millones de euros para acabar con el problema.

Ya desde el principio se atisbó la gravedad del atasco y con el tiempo se está comprobando la envergadura del problema. Se trata de un tapón de más de un kilómetro de longitud que obstruye la tubería de aguas negras, la parte inferior del gran colector, por cuya parte superior discurre el canal de pluviales. Precisamente, para atacar el problema se opera desde este canal, que cada 50 metros aproximadamente tiene una «ventana» que lo conecta con la tubería de abajo. Ya se ha conseguido meter cables que van de una ventana a otra y que con la ayuda de unos motores mueven unos rastrillos que van arañando el tapón y llevando los restos a los extremos, donde las máquinas proceden a su retirada.

En total, trabajan dos equipos con tres máquinas y media docena de especialistas cada uno que desde el principio necesitaron trajes especiales y escafandras para evitar los gases peligrosos. Pero la situación avanza muy lentamente, por su complejidad.

Sistema complejo de rastrillos

El sistema de rastrillos es muy lento y además los aportes de toallitas no paran de llegar, con lo cual el nivel del tapón baja muy poco a poco, dijeron las fuentes, que recuerdan, incluso, que cada vez que hay amenaza de lluvia es necesario parar y sacar todos los equipos por si hay alguna avenida en el colector de pluviales, desde el que trabajan. «En Navidad se pararon los trabajos y cuando entraron de nuevo habían entrado otra vez muchos residuos», dijeron las fuentes. Así las cosas, la nueva previsión es que los trabajos se prolonguen al menos durante todo este año y que el presupuesto inicial de dos millones de euros se doble.

A estas alturas, por ejemplo, ha sido necesario dejar la protección de las escafandras y colocar un sistema de inyección de aire exterior para renovar el ambiente, ya que la ventilación ha empezado a fallar.

En concreto, se han abierto agujeros al exterior desde el que unos grandes generadores meten aire en el colector y evitan la acumulación de gases peligrosos para los operarios, que aún así tienen que seguir llevando mascarillas.

De hecho, dentro del colector se han colocado sensores para medir los gases y evitar la asfixia de los operarios, que tienen una formación específica para trabajar en estas condiciones.

Los responsables del proyecto creen, en cualquier caso, que poco a poco acabaran con el atasco. Y también solicitan a la población que se conciencie del problema que generan las toallitas que se arrojan al inodoro por el problema ambiental y por el coste económico que suponen.