Allá donde va la imagen peregrina de la Virgen de los Desamparados desata el fervor. Lo decían los habituales de la fiesta del Cristo del Grao. Pocas imágenes son tan clásicas del calendario de primavera como la llegada del «Negret» desde el mar. No flotando, como hace siglos, sino firmemente sujeta en una embarcación. Pero pocas veces con una concurrencia tan espectacular como la de la mañana de ayer. Los festejos de este año, que tendrán su procesión principal mañana por la tarde, han estado caracterizados por la visita de la Virgen, que ayer regresó a la Basílica. y a quien el «Negret» le devolverá la visita el próximo domingo por la tarde. Se ha recordado, a instancias del cardenal Cañizares, el momento histórico, hace 82 años, cuando ambas imágenes (titulares de ambas advocaciones) fueron escondidas en el ayuntamiento para evitar su destrucción «y rogar porque sucesos como los de la guerra no vuelvan a ocurrir nunca», se dijo ayer antes de la llegada del patrón.