Es «eixidora» desde hace más de seis años aunque su devoción por la Virgen de los Desamparados comenzó de pequeña, en un traslado. No quiere revelar su nombre, pero explica que el regalo del manto se debe a una promesa que le hizo a la «Geperudeta» hace tres años: si ayudaba a sus padres a traer a su hermana en acogida, entonces en Ucrania, le regalaría el manto. Y así fue. Su hermana ya reside en España, tiene una hija y ambas le acompañarán durante todo el domingo.

El manto es un damasco de seda tornasolado, y según la luz, adquiere otros tonos. El estampado clásico del tejido lo remata el oro de los ribetes. Fue cosido por el taller de indumentaria valenciana Álvaro Moliner, con el patrón que la camarera de la Virgen, Maria Ángeles Serrano, le facilitó.

Ella misma reconoce que es un color «nada habitual». Lo afirma segura después de 35 años en el cargo, y añade que el tono «le favorece mucho». Respecto a las joyas «llevará las de siempre», pero sin detallar si ha habido algún regalo especial, más allá de la corona que luce desde hace 18 años.

De la treintena de veces que ha visto a la patrona valenciana desfilar por las calles del Cap i Casal, Serrano asegura que lo más especial de ese día es «el cariño con el que la reciben», porque los fieles «lo sienten dentro y lo demuestran durante todo el día». Por ello, «lo que hacemos el resto no tiene importancia». Eso sí, después de 35 años vistiendo a la imagen, reconoce que aún no se ha acostumbrado «a verla tan de cerca».

Para Maria Ángeles, el domingo será intenso. Dedicará más de tres horas para vestir a la «Geperudeta» en la Catedral aunque, eso sí, este año de color naranja.