Alrededor de cien personas se concentraron ayer ante la subestación de Patraix para denunciar su pervivencia 11 años después de la explosión que afectó a varias viviendas y dejó sin corriente a unos 50.000 clientes. Los vecinos exigieron el desmantelamiento y el cumplimiento de los acuerdos. También el alcalde de València, Joan Ribó, ha exigido de nuevo al Ministerio de Industria, responsable de esta instalación, el traslado de la estación y ha calificado de «intolerable lo que está pasando con este asunto». A la protesta asistió el líder de Ciudadanos, Fernando Giner.